domingo, 29 de noviembre de 2020

NOTAS DESDE EL OVERGROUND: ¿ESTA EL FANZINE PERDIENDO SU ESENCIA CONTESTATARIA?



 


“En fanzines, los bichos raros de todos los días hablaban claramente sobre sí mismos y nuestra sociedad, una intimidad reveladora y un saludable "vete a la mierda" a la autoridad autorizada, sin dinero ni reconocimiento, escribiendo para una audiencia de inadaptados de ideas afines.”

Stephen Dumcombe / Notes from Underground (2008)

 


Los fanzines llegaron a Colombia de la mano del movimiento punk y metal en Bogotá y Medellín, durante la convulsionada década de los años ochenta del siglo XX. La motivación por compartir la poca información que llegaba de las bandas de afuera convirtió al fanzine en el vehículo ideal para construir una intranet, como lo expone Vortice Rebel en Refractarios: Ruido y Fotocopias, que configuro la escena punk y metal que resistió hasta finales de los noventa. Trozando las páginas de las revistas y periódicos cursis del establecimiento para ensamblar los arquetipos de la marginalidad, lacerando las hojas con el martilleo de la máquina de escribir y el kilométrico de tinta azul, construian exploraciones periféricas a la cultura impresa oficial, que les permitía hablar con total honestidad de sus rituales. Eran los tiempos de las parias y narcos, de un país mancillado por masacres y pobreza que tenia en el punk y el metal a sus cronistas que solo vivían el presente, no había futuro.

El país sigue siendo el mismo. La violencia está a la orden del día y los fanzines parecen haber dejado su refugio clandestino, que operaba bajo el radar, para exiliarse de su función inicial y abrazar el reconocimiento que merece. Esta acción le ha permitido ganar un espacio importante en las universidades, se hacen talleres y electivas del tema, e incluso se han constituido en objeto de investigación. Las librerías y las bibliotecas ya lo incluyen entre sus categorías de archivo. Es más sencillo encontrarlos ahora, sobre todo con el auge de las ferias independientes y festivales de auto-publicación. Sin duda todo esto parece bueno, pero, ¿no representa también una amenaza a su esencia?

En la actualidad con la masificación de las redes sociales, los blogs y los portales de prensa independiente a las lógicas de los medios oficiales; el fanzine ha diversificado sus intereses, centrando su atención en los fenómenos de nicho, las comunidades y actividades del ocio, y los procesos de creación artística. También debemos sumar la proliferación de herramientas digitales y de reproducción a la que algunos tienen acceso algunos realizadores y realizadoras, haciendo que los fanzines sean muy diferentes en términos de calidad y contenido a sus predecesores. Las motivaciones han cambiado, así mismo las personas que los hacen.  Los primeros fanzines eran hechos por personas que poco sabían de diseño o artes gráficas, el perfil era más cercano a oficinistas, empleados de tiendas y trabajadores que en el poco tiempo libre hacían su ejercicio de producción para lograr su publicación.

Cuando me lance a investigar sobre los fanzines en Colombia, el escenario era reducido, pero con una enorme capacidad de expansión. Tuve la oportunidad de intercambiar notas con realizadores y realizadoras, como el caso de M. Noregna, Andres Frix, Rapiña, Vortice Rebel, Robot; entre otros, que rememoraban un fanzine subterráneo, que solo se conseguía en toques de punk o metal, fotocopiado y cuyo contenido apuntaba mas al periodismo aficionado, a la escritura y el dibujo amateur – un préstamo lingüístico del francés que guarda relación con la motivación por la cual se realiza – elaborado de manera más artesanal, con pegante, recortes y escrito a mano con altas dosis de ingenio y autenticidad. 

¿Qué caracteriza al fanzine en la actualidad? ¿todos los fanzines se terminan pareciendo? ¿esta perdiendo su chispa de autenticidad diluyéndose entre los intersticios de una nueva industria subeditorial? Sobre la caracterización me gustaría citar un aparte de la convocatoria Beca Fanzine – Laboratorio de Comunidad, de la Fundacion Gilberto Alzate, en 2019:

Fanzine es un vocablo de origen inglés que contrae las palabras fan (aficionado) y magazine (revista) siendo entoncesuna revista hecha y autoeditada por artistas alrededor de un temaLo que hace a un fanzine diferente de otro tipo de expresiones artísticas es que no se encasilla en una forma o estética en particular. Los hay de todos los tipos: como cartillas, como revistas, con técnicas semejantes al collage (recortar y pegar), digitales, impresos a través de técnicas como la risografía, a mano.”

La cita nos da unas pautas para contrastar la percepción que tienen las instituciones públicas sobre este tipo de publicaciones. Quiero señalar que se habla de los realizadores y realizadoras como artistas, etiqueta que puede condicionar el juicio sobre los resultados esperados de los mismos. También se identifica al fanzine como expresión artística, un indicio de la lente con la que es observado privilegiando la forma en que son realizados con ciertos aspectos de la gramática del dibujo, la pintura, el collage y la fotografía; pero el fanzine no es solo una expresión artística, en un medio, y como dijo McLuhan, The Medium is the Mess-age, el medio es la edad del desastre. Ese privilegio al medio más que el contenido que transporta, hace que los fanzines caigan en la trampa de la forma dejando al contenido al margen del mismo. En algún momento de la primera década del siglo XXI apareciera lo que se denominó “Fanzine Mostro”, compilaciones de dibujos de creaturas temáticas, más visuales que escriturales. También parece haber una autocensura por parte de algunas propuestas, pero afortunadamente en los últimos años el panorama esta cambiando.

Con el actual gobierno de derecha extrema, cuya envoltura democrática comenzó a desmoronarse con la emergencia sanitaria, ha servido como detonante para reactivar esa motivación contestataria. Durante este 2020 hemos visto la aparición de propuestas como Manual de Carroña, Isabel (proyecto ganador de la beca para proyectos editoriales independientes en artes plasticas), La Paz Necesidad Nacional (ganador de la copa América del fanzine), El Cortopunzante (órgano impreso del Instituto Bogotano De Corte), Léase a Plena Noche; Iniciativas que le han devuelto ese espíritu y carácter al fanzine, cuya calidad incluso es superior a la de las revistas convencionales que aguardan en los escaparates de supermercado a los incautos que aun les creen. Estamos ante un escenario atípico, pero altamente explotable para darle al fanzine un nuevo aire y hablar de aquello que esta en las calles, en la intimidad barrial, en la gente de a pie y en esos fenómenos culturales despreciados por la alta cultura.

miércoles, 25 de noviembre de 2020

Un viaje a los infiernos del imperialismo occidental: Apocalipsis Ahora ( Francis Ford Coppola, 1979)

 


Vietnam no fue solo una guerra más, se convirtió en uno de los traumas de una Norteamérica acostumbrada a ganar todas las contiendas, un duro golpe el ego de una potencia. Entre la maleza, los mosquitos y el calor se construyo una de sus historias fílmicas que retrato con una cruda retorica lo que represento esta guerra: Apocalipsis Now (Coppola, 1979).

Con una compleja producción – incluso se decía que Coppola escribía las escenas al día y que Marlon Brando no seguía las líneas, sino su propio guion- la trama nos presenta al capitán Benjamin Willard, quien lleva días en Saigón sin misión alguna, es llamado por el coronel Lucas (encarnado por Harrison Ford) y el general Corman (interpretado por G. D. Spradlin) para poner fin a las operaciones de uno de sus mejores hombres, el coronel Kurtz (magistral aparición de Marlon Brando), integrante de las fuerza especiales del ejercito que encuentra su propia senda y cuestiona a sus superiores, creando un culto a su figura en el corazón de la selva vietnamita. 

Para Willard, que comanda a un grupo de soldados entre los que se encuentra un famoso surfista, cada paso hacia Kurtz lo lleva a preguntarse el verdadero sentido de este conflicto, visto en cada escena como si fuese ese paso de Dante hacia el inframundo, para alcanzar la redención. Sin duda una dura crítica a la visión del mandato Johnson-Nixon, que va revelando en cada capa lo que escondía realmente esta guerra amparada en liberar a su gente de las garras del comunismo (algo que aun se resiste a desaparecer, sobre todo en un país como el nuestro que aun cree esos embustes de los dictadores encubiertos).

Dentro de la simbología explorada por el filme, encontramos una banda sonora que encaja a la perfección, sobre todo por ese inicio con la canción The End de The Doors, que acompaña el sobrevuelo de helicópteros lanzando bombas de napalm, el mismo que idolatra el teniente coronel Willam “Bill” Kilgore (interpretado por Robert Duvall) en el que asegura que: “me encanta el olor a napalm en la mañana”.  De igual manera otro momento memorable es cuando la Primera División de Caballería Aerotransportada bombardea un pequeño poblado a los compases de la Cabalgata de las Valquirias de Richard Wagner, a la usanza de la Luftwaffe al momento de instruir a sus cadetes. Pero sin duda todo esto converge en la obra de Joseph Conrad “El Corazón de las Tinieblas”, novela en la que el protagonista, Charlie Marlow, debe ir al corazón de África para encontrar y liberar al desaparecido Kurtz, el mejor hombre de la compañía de explotación de marfil, cuyas palabras finales son las mismas que pronuncia el capitán Willard: “¡El horror! ¡El horror!”. Un descenso a los infiernos que expresa esa visión imperialista occidental y un encuentro con la locura.

No había tenido la oportunidad de ver el filme completo y debo confesar que es magistral, sobre todo porque sigue esa línea de crónicas al estilo de Ernie Pike de Oesterheld o los famosos relatos de Blazing Combat. Muy recomendable y un testimonio del noveno arte sobre esta guerra de resistencia, este pulso entre potencias que solo dejo cicatrices que la historia intenta resanar, pero que en ultimas seguirá allí, latiendo en el inconsciente de esos hombres y mujeres que vieron el horror.  



lunes, 16 de noviembre de 2020

Auto tune y lencería: la apariencia que oculta la falta de talento.

 


La oferta musical ofrecida en los bares y cantinas populares de la ciudad nos muestran un panorama mas bien limitado en el que sus “artistas” lucen atractivas prendas que erotizan su cuerpo y voces que están lejos de ser naturales, más bien son producto de un sofisticado programa de computador que oculta los errores de registro vocal; en resumidas cuentas, importa mas la apariencia que la esencia, el talento no es innato es mas bien algorítmico.  

Andy Hildebrand, un geofísico y musico aficionado, desarrollo para la compañía Exxon complejos algoritmos para interpretar datos generados por una onda sísmica para encontrar depósitos subterráneos de petróleo. El giro particular es cuando Hildebrand descubre que su método para interpretar datos sísmicos podía ser usado para detectar, analizar y modificar el tono en los archivos de audio. La autocorrelación era la clave de su método y la industria musical consideraba que el uso de esta no era algo práctico debido al enorme esfuerzo computacional que se requería, pero Hildebrand encontró una manera simplificada que redujo casi un millón de multipply adds a solo cuatro. En 1996 se implementó el algoritmo en un computador personal Apple y presento el resultado en el National Association of Music Merchants (NAMN), hecho que se registra en el articulo “The Mathematical Genius of Auto Tune” de Zachary Crokett, fechado en septiembre 26 de 2016. Su primera aplicación seria la canción Believe, interpretada por Cher, una artista que huye al paso del tiempo, en la que se inyectan las modulaciones mecánicas de Auto-Tune de manera consciente, esto para exagerar la artificialidad de una corrección de tono abrupta.

Para el año 2000 el uso de Auto-Tune como efecto vocal se había propuralizado gracias al trabajo de T-Pain, artista de Rythim an Blues y Hip-Hop, que elabora el efecto haciendo un uso activo del Auto-Tune en sus canciones. El “efecto T-Pain” se convierte en un elemento habitual de la música, tanto asi hace parte de las aplicaciones de iPhone con la conocida “I Am T-Pain”. A esta lista se suman Kanye West y Lady Gaga; pero no todos lo aceptan, una canción de Jay Z de su álbum The Blueprint 3, Death of Auto-Tune, es una declaración de oposición a este artilugio digital. Pero otra historia es la nuestra, donde el Auto-Tune y la lencería han seducido a las jóvenes generaciones que no pueden disfrutar de una buena agria sin esas disonantes melodías de despecho, lujuria y muerte.

En el panorama de la música popular colombiana actual, la palabra “artista” puede carecer de sentido cuando quienes la usan no tienen mayor talento que decir burradas en las entrevistas, porque no pueden pensar fuera del guion, de un libreto a seguir. El denominado genero urbano, que alude al reggaetón, tiene varias canciones y artistas que usan estos actos de prestidigitación y teatralidad para seducir al ojo y al tímpano, que, al ser combinadas con las bebidas etílicas, producen una reacción en cadena que lleva a instalar estas tonadas en la mente a la manera un inception, implantan una idea natural que hace que esas rimas sean identificables con quienes las escuchan.  Así las cosas, nada mejor que un buen escote y un Auto-Tune para seguir fabricando ídolos de barro que se quiebran así mismos cuando se les quitan estos recursos. ¿Qué pasara entonces cuando estas vetas pierdan su efectividad? ¿Qué debemos esperar cuando la fiebre de lo retro y la conmemoración pierda su efecto? Estas y otras preguntas se resolverán conforme avance el tiempo, pero a corto plazo veremos un estancamiento de la cultura que requerirá de un giro copernicano para dar el siguiente paso hacia una nueva expresión.

 

 

jueves, 12 de noviembre de 2020

RESEÑA DE LA SEMANA: ALAN SMITHEE NO SALVO EL MUNDO

 



Sí que hay géneros mejores que otros, y esos géneros son los que a ti te gustan. Ni más ni menos. ¿Te gusta la ciencia ficción? Perfecto. ¿Prefieres la novela romántica? Ningún problema. ¿Eres de los que sólo lees novelas existencialistas? ¡Por qué no! La literatura es un juego entre el escritor y el lector. Un juego a distancia con una serie de reglas tácitas que todos conocemos. La primera y principal es el entretenimiento. Luego ya podemos hablar de arte, de calidad literaria, y nos podemos poner todo lo sesudos que queramos. Pero si una lectura no te entretiene, difícilmente te hará reflexionar, fantasear, cambiar tus puntos de vista… Porque cerrarás el libro y se acabó. Yo soy escritor porque siento la necesidad de contar historias y me gustaría que tú, como lector, compartas el amor por ellas.”

Sergi Alvarez

 

Mucho gusto querido lector o querida lectora, he de presentarme formalmente: soy Ficciorama, una suerte de aspirante a escritor con algunas nociones de diseño y un amante total de la ciencia ficción, los comics, las películas, las series y las anomalías sonoras; al que ocasionalmente llaman por su nombre de pila Boris. ¿Tienen al menos unos minutos para hablar (leer) sobre el hombre que no salvo el mundo? Tomare eso como un sí. Quiero hablarles de Alan Smithee, un rara avis del mundillo literario Pulp, conocido entre otras novelas por Gordon Flash en el planeta de las amazonas, Gronan contra Barbarella y Los Mitos de GluGlu. ¿Nunca habían escuchado de él? Vaya, esto va a tomar varias líneas, pero prefiero dejarlo para otra ocasión, lo que nos ocupa aquí es por qué Alan Smithee no salvo el mundo.

“La mayoría de escritores pasamos por la vida como espectadores, mirones furtivos, vampiros emocionales. Usamos todo lo que se nos pone a tiro y lo convertimos en un drama, en una parodia exagerada de la realidad en un cliché de película clásica en blanco y negro.” (Smithee, 2020). Conocí a Smithee por intermedio de Sergi Álvarez en una convención de comic en Barcelona. Alvarez, al ver mi entusiasmo por las rarezas narrativas, me paso un ejemplar de Abogados de metal y las leyes de la robótica de la extinta Editorial R.U.R, databa de 1997, y recuerdo que en bien llegué al hotel comencé a leerla y la verdad me pareció un giro de tuerca a Asimov y a Kapeck. Pregunte a Sergi por el resto de los libros, a lo que generosamente me compartió los pdf, para satisfacer mi apetito narrativo – suelo ser así con los autores que me gustan, en especial con Philip K. Dick – el caso es que no podía esperar a ver cuál sería su nueva incursión literaria.



Hace unos días recibí una llamada muy extraña. El interlocutor se hacía llamar Totoptero y, usando un distorsionador de voz, me indico que a mi apartamento llegaría un paquete con un sello de una editorial, Vestigio creo que era, el cual contiene el manuscrito inédito de la ultima obra de Alan Smithee. Durante los días siguientes no pude conciliar el sueño, la expectativa y la ansiedad lograron alterar mi rutina. Una tarde, después del almuerzo y mientras bebía mi tinto de sobremesa, el paquete llego. “¡Un abrazo, Ficci!” expresaba una frase junto al sello de la editorial. Luego de una desinfección y de seguir los protocolos pandémicos lo destape y mi alegría fue tal que mi expresión quedo congelada por unos cuantos minutos. En la portada aparecía un bicho similar al que aparecía en la película Gremlins (1984), esa clase de pelis que ves canaleando cuando intentas matar el tiempo antes que este te mate a ti de aburrimiento. Las ilustraciones estaban a cargo de Juan Sebastian Jimenez Baron, un trabajo de línea y tonos extraordinarios, a la altura del relato y de la semblanza de Smithee, sobre todo la postal donde el bicho tiene la cubeta de maíz pira en la cabeza. ¿Qué tampoco conoces a Juan Sebastián? Que les puedo decir además de que es un tatuador y un melómano de los sonidos de la buena música aprobada por el mismo satan, tiene una línea extraordinaria y muy contrastada. Muy recomendado. Pero no nos desviemos del tema: ¿Por qué Alan Smithee no salvo el mundo?

“Ningún héroe se convierte en escritor, y ningún escritor tiene madera de héroe.” (Smithee, 2020) Creo que el mismo Smithee ya nos responde con esta máxima por que no salvara el mundo. El asunto es que aprendí con los años, y unas cuantas amistades quebrantadas, que no es bueno contar toda la historia hasta el final, es mejor hacer algo parecido a una aproximación de los elementos que aborda el relato y asi antojar a los futuros lectores y las futuras lectoras. Así las cosas, Smithee lleva una vida como la de cualquier mortal: dormir, laburar, comer y ocasionalmente coger. El asunto es que a su esposa se le ha despertado dl chip maternal y quiere tener decendencia, un problema en estos convulsos tiempos, pero que se podría solucionar con una mascota, ¡claro que sí! Un gatito o un perrito serian el distractor ideal, pero, ¿Dónde conseguir un perrito que no cueste mas de 15 euros? Complicado, pero si hay un mercado chino no seria problema. Sin embargo, una cosa lleva a la otra: ingresar a un misterioso mercado chino, hablar con un dueño que tiene alzhéimer, ver animales que superar el máximo índice del rarocosometro y finalmente ver una caja labrada con extrañas marcas primigenias. En serio, acá ya empieza lo más raro.

¿quieres que te siga contando? No, no puedo más, mi contrato de confidencialidad suscrito con Totoptero me lo impide, además le quitaría el bouquet al relato. Si te puedo adelantar que es una obra llena de mucha acción trepidante, algo de film noir (además aparece Humprey Bogart), algo de Lovecraft y muchos pastiches, perdón, homenajes a los grandes clásicos de la ciencia ficción, no hay que perder de vista el remake de Blanca Nieves y los Siete samuráis, un cruce de cuento de hadas con kurosawa (ya lo quiero ver en algun portal de pelis guarras online). Sin duda el epilogo los dejara sin aliento y con una sensación de reír a costa de la desgracia ajena. El trabajo del editor Diego Cepeda es absolutamente magistral y solo me resta decirles ¿Qué esperan, una invitación? Pues no se diga más, adquieran ya esta gran novela.


martes, 10 de noviembre de 2020

EDITOTIAL 107 El extraño caso de Charles Machet Ward

 


Charles Machet Ward, seudónimo de Efraim Rajir Adlercretuz (1984-2001), fue un notorio y poco conocido escritor que retrato esa Cartagena de los umbrales que se esconde más allá de la torre del reloj y el mercado de Bazurto. Admirador de la obra de Howard Philips Lovecraft, presento para la clase de filosofía el mítico ensayo que revelo al mundo el fenómeno cultural de la champeta: “El Sonido que Cayo del Cielo”. El escrito comienza con estas líneas: “Al Oeste de Yellow Hell City los conjuntos se yerguen selváticos, y hay viviendas con profundas cañerías en las cuales no ha resonado nunca el ruido de una champeta. Hay angostas y oscuras cañadas donde los residentes se inclinan fantásticamente, y donde discurren estrechos callejones que nunca han captado el reflejo de la luz del sol. En las laderas menos agrestes hay casas de labor, antiguas y rocosas, con edificaciones cubiertas de musgo, rumiando eternamente en los misterios de Chambaku; pero todas ellas están ahora vacías, con las amplias chimeneas desmoronándose y las paredes pandeándose debajo de los techos a la cartagenera.” Publicado por entregas en el semanario La Verdad, muchos cuestionaron la veracidad de Machet y los ciudadanos ilustres movieron sus influencias para acallar lo que revelaba Machet y la futura cultura picotera.

La Champeta es un sincretismo de varias expresiones musicales:  africana, música terapia, el sukkur y la música antillana; que era escuchada bajo el radar en Chambaku, un barrio de invasión en el que sus habitantes tenían un pequeño refugio que los ocultaba de los poderosos, quienes usaban la prensa local para hacer un llamado a oponerse a este aterrador sonido que podría dañar a la sociedad y convertirla en champetudos, pandilleros con cuchillos grandes practicando la danza de la muerte a cada toque de la batería y el riff de la guitarra. La palabra champeta hace alusión a un cuchillo grande, una machetilla, usada como apelativo puesto por la elite económica para menospreciar a esta expresión cultural, asociándola a elementos vulgares, pobreza y negritud.

Machet también fue conocido como un devoto creyente de la religión Vudú y de los espíritus Loa, en especial de Papa Legba. Cuando se revelo esto a la comunidad fue proscrito y tuvo que exiliarse de la región y migrar a la capital. Fue adoptado por el profesor Elias Bornov, quien le enseño el resto de la obra de Lovecratf, de Machen, Chambers y Lord Dunsany. Este descubrimiento le llevo a expandir su obra. “El Sonido que Cayo del Cielo” fue publicado por la pequeña editorial Mireaver y gano el premio Rottenheimmer al mejor ensayo social en 1997. Gracias a este documento fue que en la capital se conoció a El Sayayin, Charles King, El Rey de Rocha, los equipos picoteros y la obra grafica de El Runner, el principal artista del cartel picotero.  Así las cosas, esta edición será dedicada a este fenómeno cultural que representa toda una forma de resistencia e identidad que sirve a modo de documento, una forma de comprender y revelar la historia oculta de la heroica.

martes, 27 de octubre de 2020

Editotial 106: De esta noche no pasa, el vampiro ya no recibe sangre

 

Ilustracion de Alberto Breccia / Dracula, Dracul, Vlad, Bah


El diagnostico no es alentador. El paciente ingreso a urgencias con un cuadro de anemia ferrosa. Su palidez habitual contrastaba con las sabanas y cortinas de bioseguridad puestas en la habitación. Recibió más de una treintena de trasfusiones y su organismo las rechaza. Los exámenes arrojan cifras lamentables en la producción de glóbulos rojos. Es probable que todo tenga que ver con su baja credibilidad, ya nadie cree en vampiros. En sus inicios, en la región de los Cárpatos, su influencia en los pueblerinos de Hungría le daba la fuerza necesaria para ser conocido, pero esto no le basto, quería probar las mieles de la popularidad, tener un lugar entre los ilustres que infundieron el miedo e instalaron la creencia de su inmortalidad.

Obsesionado con hacer parte de las ficciones del nuevo siglo, firmo un pacto que le haría popular. Podía ser conjurado por la pluma de sus creyentes y detractores, aparecer en múltiples medios y plataformas, convertirse en una celebridad y que su nombre fuese recordado hasta el fin de los tiempos; pero el costo sería alto: su esencia como criatura de la noche se iría diluyendo hasta perderse en las dunas de la ficción.

Recuerdo que esta alianza comenzó con El Vampiro, escrito por John William Polidori en 1816, aquel año sin verano en Ginebra, en el que nos presentaba a Lord Ruthven, un hombre de misterioso origen proveniente de la Europa central que busca hacerse a un lugar en la nobleza de Londres. Es entonces cuando Ruthven conoce a Aubrey, quien queda impactado con el enigmático lord al que luego intenta desenmascarar y revelar su esencia: un no muerto que se alimenta de la sangre de los vivos. Otros, motivados por Polidori, decidieron conjurarlo dotándolo de diversas habilidades y dones sobrenaturales, en especial de seducción, control e influencia en las personas.

Bram Stoker, Sheridan Le Fanou, Guy de Maupassant, Horacio Quiroga, Richard Matheson, Colin Wilson, Anne Rice y Stephen King; entre otros, han revisitado a esta criatura de los Cárpatos y sus alter egos para tratar de revivir, ya sea inyectando más sangre o con reanimación cardio-vascular, la esencia del vampiro y seguir perpetuando su legado. La cuestión es que, así como vive el vampiro también vive su cazador, la estirpe de Van Helsing también ha encontrado nuevos seguidores en el salvador de la humanidad, Jesucristo, que decidió cazarlos. O al mítico luchador El Santo que enfrentó a sus doncellas vampiro, que por cuestión de check-in llegaron a México y no a Nueva Orleans. Ni que decir de los cazadores de Vampiros que se toparon con su estirpe marciana.

En esta entrega hablaremos del vampiro como metáfora que argumenta el funcionamiento del sistema económico, también como protagonista de historias ciberpunk y de haber sido parte de una iniciativa del Führer para crear un ejército de vampiros con el Vampyr Sturm. ¿Fue un error haber aceptado ese trato? ¿realmente beneficio todo este esfuerzo al mito del vampiro? O por el contrario ¿el mito del vampiro asiste a su desaparición sustituido por otros mitos modernos como slenderman o el chupacabras? Preguntas que solo nos dejan en la incertidumbre, pero, como toda ficción, el vampiro nos seguirá acompañando así ya no le tema a la luz del sol, al ajo y ya pueda ver su diseño de sonrisa en el espejo.

Att

Ficciorama / Octubre de 2020

miércoles, 14 de octubre de 2020

¿Combatir nazis Inter dimensionales o enfrentar la ira de contabilidad?: una reseña de El Archivo de Atrocidades de Charles Stross


En mi niñez y adolescencia veía las películas de James Bond, influenciado por mi padre (un amante de este tipo de historias) el agente secreto al servicio de su majestad con licencia para matar, que viajaba por el mundo; pedía dry Martini, agitado, no removido; conducía un Aston-Martin y usaba una Beretta 418 como arma de defensa. El primer Bond, Sean Connery, encarna el arquetipo que Ian Flemming (1908-1964) describía en aquellas novelas que escribió tras jubilarse del servicio secreto, que inicio con Casino Royale (1953) y que despertó ese espía que todos y todas llevamos dentro (no hay que olvidar también a Modesty Blaise, un comic donde conocemos a la mejor agente secreta de los años sesenta). Sin duda ese fascinante mundo de la guerra fría, el espionaje y las intrigas de dominación global parece haber decaido con el paso del tiempo, pero, cuando lei El Archivo de Atrocidades del genial Charles Stross mi percepción cambio.

Ya habíamos hablado de Stross con su novela La Casa de Cristal (2007), aquí conocí el trabajo en la prosa de este programador y farmacéutico de profesión, en la que ponía sobre la mesa los ingredientes del cyberpunk de Neal Stephenson y las premisas de Philip K. Dick. Fue entonces que leyendo la biografía que incluye la novela, señalaba también la serie de Los Archivos de la Lavandería, iniciada en 2004 con el El Archivo de Atrocidades y que este año va por su decimo tercera entrega con Dead Lies Dreaming (2020). ¿Qué tiene que ver James Bond con La Lavandería? En que son parte del género de espías que Stross renueva al incluirle algo de principios matemáticos, teoría del caos, seres lovecraftianos y una alta carga de burocracia al mejor estilo de la Guía del Autoestopista Galáctico de Adams. En este caso el protagonista es Robert Howard, un geek reclutado a su pesar para trabajar en La Lavandería, una de las agencias ultrasecretas del gobierno británico encargada de proteger nuestro mundo de todo tipo de seres de pesadilla, dedicándose al mantenimiento de sistemas informáticos. Un buen día todo cambio al conseguir un ascenso. Toma grandes cantidades de café, agitado, no removido, gusta de ver programas geek, se mueve en taxi o en metro y sin duda tiene licencia para encadenar demonios y otros seres al mas allá.

En su nuevo puesto Bob enfrentara a ciertas amenazas como portales al inframundo, demonios menores, portales a otros mundos extraídos del Castillo Wolfstein; entre otras cosas que puedan imaginar. Además de estas inminencias también está la división de contabilidad y el control de los viáticos para cada misión, si Bob se desfasa tendrá una auditoria que le haría desear mil veces enfrentarse al horror de Dunwich. Si, la obra de Lovecraft tiene un gran peso en esta novela. Gracias al trabajo de la Editorial Insólita y la genial traducción de Blanca Rodríguez y Antonio Rivas, hacen de esta primera entrega en español un gran deleite para los amantes del weird, la ciencia ficción y el espionaje astral. Una excelente novela, muy divertida, inteligente y llena de muchas referencias a la cultura pop. Recomendado de la semana.  

EL PRECIO DE LA INMORTALIDAD



Un espadachín entra a un confesionario. El padre que lo confesara también fue un espadachín, sostiene con fuerza una biblia, de ella extraerá algo de luz para el espadachín arrepentido por haber matado a cien samuráis. Un disparo en la frente parece que acabara con su tormento, pero no es así. El espadachín vuelve a levantarse, en su frente emergen lo que parecen unos gusanos y le reconstruyen el tejido, el dolor es intenso en él y, en respuesta a la plegaria del padre, este le da un pase al otro mundo con una de sus filosas armas. Así comienza la fascinante y visceral historia de Mugen no Jūnin (El habitante del infinito) mejor conocida como Blade of the Immortal obra del mangaka Hiroaki Samura.


Publicado desde 1994 en las páginas de Afternoon KC, una revista antológica de la editorial Kodansha, hasta su finalización en 2012, este relato nos ofrece una reflexión sobre la lealtad, el honor, la justicia, el deber y la guerra; en todo esto la inmortalidad del protagonista principal, Manji (palabra que designa la cruz gamada en la tradición budista) se convierte en el catalizador de las motivaciones de varios de sus contendientes. Para Manji, un ronin tras haberse enfrentado al shogunato y haber matado a esos cien samuráis, entre ellos al esposo de su hermana, la inmortalidad es un castigo del cual se quiere librar. Para ello acude en busca de una anciana de 800 años que le indica que, para ser mortal de nuevo, debe matar a mil hombres malos. Si bien el trabajo del samurái es defender a su lord feudal poniendo su vida en riesgo, ¿Qué ocurre cuando ese lord y su sequito traicionan el camino de la espada corrompidos por la avaricia? Para Manji el significado del bien es casi tan difuso, por lo que necesita una verdadera motivación para emprender tal compromiso. Es en ese punto cuando conoce e Rin Asano, una joven que vio morir a sus padres a manos del líder del Itto-Ryu, Kagehisa Anotsu, a causa de la unificación de las escuelas de esgrima bajo el código de Anotsu.



Rin quiere vengar la muerte de sus padres y requiere de un guardaespaldas honorable. Es entonces cuando sus destinos se cruzan y comienzan este periplo en busca de redención donde el dilema moral del bien y del mal se complejiza en razón a los múltiples puntos de vista que vamos conociendo a medida que avanzamos en las excelsas viñetas dibujadas con magistral versatilidad por Samura, otorgando una estetización del gore que puede llegar a producir fuertes reacciones en sus lectores, y que sin duda se adelanta a lo que hará después George R.R. Martin en Canción de Fuego y Hielo: Todos mueren. Cada encuentro que tendrá Manji le enseñara el verdadero valor de su motivación como espadachín, en especial cuando se trata de proteger a Rin, al mismo tiempo que sus rivales confrontan su matriz moral en busca del equilibrio.



Una obra muy recomendada para los y las amantes de estas historias ambientadas en le era Edo, en especial por la cosmovisión y motivaciones de sus personajes. El estilo grafico de Hiroaki Samura, que combina hábilmente el trazo del lápiz grafito, la plumilla y el pincel acorde a la atmosfera deseada, es sencillamente impecable. Además de la amplia gama de símbolos que vamos conociendo desde la marca del kimono de Manji y otros mas que van surgiendo por el camino. En 2019 la plataforma de streaming Amazon Prime, lanzo la adaptación anime de esta obra y para quienes no han leído la obra se convierte en un buen referente de los acontecimientos que llevan a Manji y Rin en ese escabroso camino de la venganza y la redención, que finalizo en 2020 con el episodio 24.

Para quienes estén interesados o interesadas en hacerse a los ejemplares impresos, actualmente Panini Comics México  la está editando desde 2018 y a nuestro país han llegado al quinto tomo, y los pueden encontrar en la tienda de Spooky House.  

 

domingo, 20 de septiembre de 2020

La resurrección de la fábula liberal: Cobra Kai y el espectro de Miyagi

 



John G. Avildsen, quien había ganado un Oscar a la mejor dirección en 1976 por Rocky, entro en la línea de filmes que combinaban la cultura japonesa con el American way of life con Karate Kid (1984). En la década de los ochenta el impacto las exportaciones de Japón a estados unidos, dejo su huella en varios productos culturales como las novelas, comics, animados y películas. Karate Kid resucita el viejo fantasma de Bruce Lee y sus influyentes películas de los años 70, agregando la dicotomía social americana del ganador/perdedor, el que lo tiene todo y el no lo tiene, que genera dos lecturas por parte de sus espectadores: la rudeza te hace cool y el honor siempre vencerá.

El argumento se centraba en Daniel LaRusso, un adolescente que se muda junto a su madre a un suburbio de Los Ángeles, conocido como All Valley, para empezar una nueva vida. Daniel se hace amigo de uno de los vecinos quien lo invita a una actividad en la playa, no sin antes ir a pedir al conserje que le ayude con un arreglo, el conserje se convertirá en su sensei, el maestro que lo ayudara a enfrentar la cueva de sus miedos y alcanzar la liberación: El Sr Miyagi. Por otro lado, se encuentra Johnny Lawrence, el rudo exnovio de Ali – la hermosa adolescente encarnada por Elizabeth Shue, la directora de Vaugh en The Boys – cuando se hace amigo de Daniel. El primer encuentro entre Daniel y Johnny deja fuertes hematomas y un aire derrotista en Daniel, que encuentra ayuda en el Sr Miyagi y su curioso método de la enseñanza de karate: brillar y encerar, pintar la cerca y buscar el equilibrio.

Lawrence pertenece a otro modelo de las artes marciales, Cobra Kai, dirigido por el sensei Kreese (interpretado por Martin Kove, leyenda de las películas bélicas), un excombatiente de vietnam cuya filosofía de vida se presenta en su máxima GOLPEA PRIMERO, GOLPEA DURO Y SIN PIEDAD. Sin duda el sensei Kreese es el reflejo de la política americana republicana y su guerra preventiva. Así las cosas, mientras Miyagi san promueve el karate como defensa y protección, Cobra Kai alienta las artes marciales como arma destructiva. Al final el honor y la compasión triunfan sobre la prepotencia y la rudeza, y como buena película de los ochenta el “bueno” sale con la chica y el trofeo, pero esto no es de buenos o malos, se trata de personas y elecciones de vida.

Como parte de la iniciativa nostálgica emprendida por varias productoras, este filme, que llego a acumular cuatro entregas con el mismo modelo de liberación del yugo opresor de los rudos, se materializo en una serie: Cobra Kai. Estrenada en 2018 para Youtube premium, esta serie sigue la historia dejada atrás en Karate Kid, en la que Johnny Lawrence representa el fracaso y Daniel Larusso el éxito, ganado con esfuerzo desde abajo (si trabajas duro triunfaras). Daniel es dueño de la cadena de concesionarios Larusso, tiene una bella casa y una bella familia: el sueño americano. Johnny ha caído en la bebida y no tiene un rumbo en la vida hasta que decide reabrir su antiguo dojo de karate Cobra Kai.   

Stuart Hall en su texto “Encoding, Decoding” de 1973, ofrece una valiosa herramienta para leer críticamente las producciones televisivas, empezando por la realidad misma que nos presentan. Si bien la realidad está ahí fuera, siempre esta mediada por el lenguaje. Por lo general los espectadores llegan a tres tipos de lectura frente a los contenidos mediáticos: dominante, negociada y de oposición. Al tomar el camino dominante estamos ante una interpretación que sigue al pie de la letra las intenciones de quien genera el contenido. Para este caso la serie presenta esa dicotomía entre rudos y perdedores, en la cual los últimos son los latinos, los deformes, los obesos, los geeks; todos y todas aquellas que no encajan en la normalidad estudiantil promedio.  Mientas los rudos tienen el éxito aparentemente asegurado, a los perdedores solo les espera seguir mordiendo el polvo, así es el status quo. En el conjunto donde vive Lawrence, conoce a su vecino, el joven Miguel Diaz, quien ha emigrado con su madre y su abuela desde Ecuador, quien es víctima del matoneo de los rudos y se convierte en la motivación para reactivar el dojo de Cobra Kai. El karate te vuelve rudo y te abre el camino.

Cuando se toma el camino de la lectura negociada, hay una parte de aceptación y otra de rechazo. Desde esta mirada la serie deja ver algunas grietas en su planteamiento que trata de mantener un pie en aquella primera versión ochentera y el otro en el presente. El modelo de Miyagi solo funciona para Daniel San, no para los muchachos de hoy, que se demuestra con los estudiantes del dojo Miyagi reabierto por Larusso para enfrentar ese espectro de Cobra Kai que creía enterrado. El rechazo esta precisamente en querer imponer esta visión estrecha del american way of life en un momento donde el modelo neoliberal no deja margen de error y las posibilidades de bienestar son cada vez mas lejanas. El karate como camino de liberación funcionaba en los ochenta, porque era un mundo en blanco y negro, pero el presente es aun mas gris y nos deja ver que no hay malos y buenos, solo personas con motivaciones que intentan a toda costa sobrevivir.

 En resumen: Cobra Kai tiene algo a su favor y es el poner el lente sobre Johnny Lawrence y su lucha por acoplarse al sistema, de hacer las cosas bien y dejar una huella positiva al darle una nueva filosofía a su modelo de enseñanza, que se ve obstaculizado por el regreso de su antiguo sensei John Kreese, quien solo busca recuperar el control del dojo y armar una guerra preventiva contra los demás dojos de karate. Lo que tal vez no encaja en todo esto es Daniel y el tratar de retener el espectro de Pat Morita en un mundo donde las tradiciones son revaluadas a un ritmo acelerado. Los personajes adolescentes siguen aun los viejos arquetipos en busca de redención y aceptación, aunque eso implique el apartarse de sus enseñanzas familiares y abrazar la rudeza como única forma de supervivencia.

miércoles, 16 de septiembre de 2020

Editotial 105 / De THE BUZZER a THE YANQUI-DAD: el sonido de lo inevitable

 


En una zona pantanosa de Rusia conocida como Povarovo, cerca de San Petersburgo, se encuentran las instalaciones de la emisora UVB-76, abandonadas durante más de 40 años que siguen transmitiendo desde la frecuencia 4625 kHz en onda corta de Amplitud Modulada (AM). A partir de los años ochenta del siglo pasado comenzó lo que para muchos radioaficionados es el mayor misterio de la historia radiofónica: un perturbador y monótono zumbido, al que han bautizado como The Buzzer.  

La emisora, que el 7 de septiembre de 2010 fue rebautizada como MDZhB, ha traído la atención de periodistas y parapsicólogos, algunos señalan que han escuchado, en la voz de una mujer o un hombre, frases como “bote inflable”, “Soy el 143 no recibo el oscilador”, “Eso viene de la sala de operaciones” y “especialista en agricultura”. The Buzzer tiene miles de seguidores en todo el mundo, quienes ante tal misterio se preguntan ¿Será un plan desarrollado en la guerra fría para vencer al mundo libre? ¿La señal no es otra cosa que una especie de canto que retiene al espectro de la revolución y por eso se resiste a desaparecer? ¿Alguna organización privada desarrollo todo esto para ver arder el mundo? Ante estos interrogantes, y no caer en la línea conspiracionista, solo nos deja una opción: investigar.

Coincidencia o no, muchos eventos que se han desarrollado en los últimos años que pueden relacionarse con The Buzzer. En el paper “La señal al ruido y la regresión al yo primitivo”, escrito por el prolífico investigador Hans Rottenheimer, señala que este zumbido, escuchado en un lapso no mayor de un minuto, puede generar una regresión al yo primitivo, estado durante el cual el cortex se desconecta para desatar ese lado animal que todo ser humano posee. En otras palabras, estas manifestaciones de odio recientes, vistas en todo el planeta, están directamente conectadas con el misterioso zumbido de la MDZhB. En uno de los expedientes desclasificados del Area-51 se habla tanto de The Buzzer, como también del proyecto Yanqui-Dad, una iniciativa del gobierno Bush en la que el propio presidente viajo a Puerto Rico para contactar con los más prestigiosos ingenieros de sonido y cantautores para desarrollar un ritmo musical que promoviera la regresión al yo primitivo, con la finalidad de aumentar los índices de pobreza y violencia en Latinoamérica. El resultado ha sido denominado como Reggaetón, que combina tanto el Reggae como el Dance Hall, y en su diseño sonoro se ha insertado una frecuencia sonora similar a The Buzzer.

Es posible que la música que escuchamos no tuviese tales intenciones y por ende hemos sobrevivido al quiebre sonoro. Las nuevas generaciones, expuestas a diversas plataformas y aplicaciones controladas por el algoritmo y el scroll infinito, conectan muy fácil con estas expresiones musicales puertorriqueñas, al igual que el denominado género de “música de cantina”, que promueven una agenda de odio, resentimiento, paranoia y angustia ante lo que parece ser el nuevo No Futuro, promulgado a finales de los años 70 por los punks. En esta edición abordaremos algunas iniciativas generativas que han transformado el comportamiento de la sociedad como el Yanqui-Dad, el MK-Ultra y otros programas que están llevando al aumento de los índices de suicidio, violencia desmedida y desconfianza al modelo de estado actual, que ha sido contaminado por un virus mas letal: La corrupción.  

Adentrémonos en los misterios sonoros de The Buzzer y el Yanqui-Dad, y descubramos una posible explicación a lo que acontece social y culturalmente al mundo, justo en el cambio de era Acuario, en el marco de la gran transmutación 2020.

domingo, 30 de agosto de 2020

Buda Blues: como librarse de la prisión consumista y encontrar el sentido de la vida

 BUDA-BLUES

Desde que nacemos nos insertamos en el sistema: un conjunto de regulaciones cuya finalidad es dictaminar la forma en que debemos vivir, pero, ¿Qué tipo de vida estamos viviendo y cual deberíamos vivir? ¿Qué tan interpelados estamos por el dogma consumista de la sociedad industrial? ¿Somos libres realmente? Estas y otras preguntas rondan la mente de Vicente y Sebastian, los protagonistas de Buda Blues, la séptima novela de Mario Mendoza, que, como lo señala su autor, es un “desgarrador aullido contra la sociedad y la especie”. Mendoza retrata como al estar atrapadas en una sórdida espiral hacia el tedio y el vacío de una vida mediocre, los conduce a cruzar el umbral de esos miedos infundados por el American way of life. Un tedio soterrado que puede verse liberado por un evento inesperado. Mendoza, el cronista de esa Bogotá sórdida y escatológica llena de marginados, reflexiona en estas 277 páginas sobre el impacto del modelo industrial y la imposición de una normalidad social en la que importa tener un empleo, una vida familiar y alimentar la economía siguiendo las convenciones dadas por el marketing.  

En este escenario, usando el genero epistolar, Mendoza nos presenta la reconstrucción de las cartas que se envían Vicente y Sebastián, un par de buenos amigos cuyas vidas han pasado por una serie de situaciones que los han llevado a pensar sobre la vida que llevan y las que deberían llevar precisamente. Por un lado, Vicente, profesor de sociología, ha llevado una vida normal: trabajo, casa, trabajo; sin embargo, esta aparente estabilidad se ve interrumpida cuando es citado a Medicina Legal para identificar el cadáver de un familiar del que no sabia nada, su tío Rafael. Este encuentro hace que Vicente descubra el motivo por el cual su tío se había distanciado de la familia, convirtiéndose en una suerte de apostata de un credo que lucha contra el germen del sistema: La Cosa.

Por otro lado, Sebastián, un andariego que no quiere estar atado a nada ni nadie, es perseguido por la culpa a raíz de una mala decisión. Esta sensación de culpa lo lleva a buscar refugio en otros lugares y otros oficios, pero cuando vuelve a saber de Vicente, su mejor amigo de infancia, decide que ya es momento de dejar de huir y se encuentra con una revelación en el lugar más inesperado: una prisión de Bombay. Entre las celdas y los patios Sebastián conoce a Rajiv, un monje budista que le enseña el camino de liberación espiritual y de la prisión del ego.

En las líneas de cada carta se mencionan personajes bien importantes que refuerzan las motivaciones de Vicente y Sebastián en ese cuestionamiento sobre nuestra condición dentro de un modelo social hegemónico como Theodore John Kaczynski, el mítico Unabomber; Ned Ludd, conocido como el capitán Ludd; y John Zerzan, historiador y filosofo. De todos ellos, el trabajo de Kaczynski es particular, en especial por su manifiesto La Sociedad Industrial y su Futuro, cuyas líneas encierran sus reflexiones en relación al sometimiento de la condición humana a una lógica de producción y reproducción de un sistema que precarizaba la labor humana a la lógica mecánica. El merito de Mendoza en esta novela se encuentra en las conexiones que establece con la realidad local, no solo de los habitantes de calle, también con la política y las raíces del conflicto que han llevado a nuestro país a ser regidos por el narcotráfico. Ante todo, esto, esta novela me recuerda mucho la apuesta del escritor y filosofo belga Raoul Vaneigem en su Aviso a los vivos sobre la muerte que los gobierna y la oportunidad de deshacerse de ella (1990), en el cual, como buen situacionista, se sobrepone a las tradiciones académicas para reflexionar sobre los problemas de la sociedad de su momento. Sin duda un texto recomendado para sacudirnos de esta falsa expectativa que ofrece en seductor encanto del consumo.

miércoles, 19 de agosto de 2020

LA PRIMERA CALLE DE LA SOLEADAD (1993, 1997, 2020) / GERARDO HORACIO PORCAYO

 

Desde el taxi recorriendo medio sueldo

veo al sol viajando de mosca

 llegando tarde a la chamba a chambear

en la 1ra calle de la soledad.

Jaime López / La primera calle de la soledad (1984)

 

Inspirado en una tonada transistorizada de Jaime López (1954) - musico y compositor mexicano reconocido por Chilanga Banda, éxito que después versiono Café Tacuba - Gerardo Horacio Porcayo transcribió en una vieja computadora un sueño que se volvió obsesión desde 1988, un periplo onírico lleno de alucinaciones eléctricas que iniciaba en La Primera Calle de la Soledad (1993), su ópera prima que, como señala el eslogan de su reedición de 2020, “inauguro el ciberpunk en Hispanoamérica”. Porcayo comenta que “trataba de vomitarlo a través de cuentos mal armados que nunca alcanzaban a reflejar todas las sensaciones que, en el mundo onírico y en el palpable, consiguió generarme.”

La primera calle de la soledad by Gerardo Horacio Porcayo

Para 1993, el año en que se publica el primer tiraje de La Primera Calle de la Soledad, Mexico entraba en las lides del tratado de libre comercio, trazando un curso de colision hacia la debacle económica de 1994. La señal parabólica ingresaba en los hogares como un primer avistamiento de la aldea global de McLuhan. El modelo neo-liberal se abría paso hacia la conquista de Latinoamérica, imponiendo una fe al consumismo, beneficiando a los grandes empresarios y perjudicando a los trabajadores en oficios cada vez más precarizados. Recordemos aquel discurso del presidente Cesar Gaviria en que declaraba con optimismo “Bienvenidos al futuro”. Esta idea de futuro estaba mas cerca de las ideas expresadas por los primeros acercamientos del ciberpunk instalado por William Gibson en su novela Neuromante (1984), la multipremiada obra que puso de moda el ciberespacio, los implantes y la inteligencia artificial.

En ese contexto Gerardo Horacio Porcayo nos presenta a el zorro, un tecnodelincuente que regresa a Monterrey para llevar a cabo una infiltración de rutina, espionaje industrial, para la Trip Corporation. La compañía rival, Laboratorios Mariano, ha sacado al mercado una potente drogra conocida como “sueños eléctricos” y esto pone en duda lo que produce la Trip Corporation. A primera vista todo luce como los lugares habituales del ciberpunk: equipos de alta gama, implantes que han transhumanizado al personaje, corporaciones rivales. Pero luego todo comienza a desvariar tras la captura de El Zorro por parte de Laboratorios Mariano. Allí descubre que hay un plan de dominación a través de una religión llamada el Cristorrecepcionismo, que tiene su sede en una catedral construida en la base tranquilidad de la luna y que ha ganado muchos adeptos gracias a su profeta Mateo Ayala.  Frente a este rápido ascenso surgen religiones opositoras como Los Hijos del Armageddon, los Pleyedianos y los Skin Heads.

La primera calle de la soledad - Gerardo Porcayo | Planeta de Libros

Sin develar mucho de la trama puedo decir que es una novela interesante, que tal vez decepcione a quienes buscan una replica de Gibson o Sterling en sus líneas, por el contrario, Porcayo usa una escritura fragmentaria, llena de nostálgicos bits transmitidos por esas tecnologías que se resisten a desaparecer como el Compact Disc y las viejas consolas de videojuegos, dibujando un México taciturno, gris, que extiende su pesimismo a una confrontación de creencias propias de la libertad de culto y el multiculturalismo. Me agrada bastante el personaje de Zorro, un digno representante de los consumidores de tecnología, contratado por la Trip Corporation y luego por Laboratorios Mariano con las mismas garantías que tiene hoy el empleado moderno: ninguna.

En resumidas cuentas, La Primera Calle de la Soledad es una obra que puede establecer vínculos con Guerrilleros: Una Salida al Mar para Bolivia de Ruben Mira, e Ygdrasil de Jorge Baradit; una suerte de trinidad ciberpunk latinoamericano.

martes, 4 de agosto de 2020

DEL SILICON VALLEY A LA ISLA DE SILICIO: UNA RESEÑA DE “MAREA TOXICA” de CHEN QIUFAN

La zona sur de la bahía de San Francisco, en el norte de california, conocida como el valle de Santa Clara, tomo un protagonismo muy alto desde la década de los 70 del siglo XX gracias a la concentración de fabricantes de chips de silicio y a los innovadores que llegarían posteriormente, alojando gran parte de las empresas y negocios de alta tecnología que propiciaron la revolución a las actuales tecnologías digitales. El termino de Silicon Valley fue acuñado por el periodista Don C. Hoefler en 1971, que designo a la zona comprendida entre Menlo Park hasta San José. Sin embargo, se ha expandido hasta el Condado de San Mateo y partes del condado de Marin. Una hermosa visión de diseño que inauguro el futuro tan anhelado por los escritores de la edad dorada de la ciencia ficción.

Hewleet-Packard, Microsoft, Apple, IBM; entre otras, hicieron parte de este valle. Si bien sus avances han ayudado a potenciar el desarrollo de las herramientas digitales y la transmisión de información; también se han convertido en parte del problema ambiental por los desechos que genera anualmente. La vida útil de los computadores, sus componentes y hasta su software están regidos por la obsolescencia programada, ese periodo de tiempo calculado de antemano por el fabricante o la empresa, durante la fase de diseño, que impone la necesidad de seguir adquiriendo y desechando. ¿Dónde terminan todos esos desechos producidos por el Valle de Silicio? ¿Quiénes se encargan de procesarlos? ¿Cómo viven sus trabajadores inmersos en sustancias y humos tóxicos derivados de la quema de plástico, miasmas de la combustión de PVC, y sus consecuencias? Parte de las respuestas a estas preguntas emergen 49 años después cuando conocemos su contraparte: Silicon Island, La Isla de Silicio.

Illustracion: Anastasya Eliseeva

El responsable de este descubrimiento es Chen Qiufan y su novela Marea Toxica (Nova, 2019), parte de ese grupo de autores chinos que han sido conocidos en occidente gracias a Cixin Liu (El problema de los tres cuerpos) y Ken Liu (El Zoo de Papel), quien nos llevara a un periplo por este irónico contrapunto al Silicon Valley, donde los chips y tarjetas de circuito dan su último aliento, la disolución que da lugar a nuevos principios. Este techno trhiller biopunk, es una apuesta lucida dentro de lo que conocíamos del ciberpunk, subgénero de la ciencia ficción que dio origen a estas reflexiones. En dicha isla, muy distante de las que nos muestran los planes turísticos, la avasallante cantidad de desperdicios la han convertido en un enorme basurero. Teléfonos inteligentes, portátiles, tabletas, robots y hasta implantes biomecánicos, algunos todavía funcionales, están a la espera de su clasificación y desmontaje a cargo de los residuales, parias habitantes de la isla que cambian su calidad de vida por el sustento para sobrevivir, en instalaciones insalubres y carentes de protocolos de bioseguridad.

Chen Qiufan

En esta novela coral, conoceremos a Scott Brandle, quien no es lo que aparenta, pero es que aquí nadie lo es, representante de TerraGreen Recycling, una corporación “que busca proteger el medio ambiente”, que trae una propuesta para “mejorar la calidad de vida” de la isla. Brandle se enfrenta a un obstáculo: Los jefes de los clanes que controlan la isla.  Estos jefes pueden ser devotos padres en un momento e inclementes mafiosos al siguiente. Además de ellos tendrá que lidiar con otros protagonistas como el Hermano Wen, genio de la electrónica que surge entre los incultos trabajadores migrantes, que rescata componentes de entre los deshechos y construye con ellos aparatos sorprendentes, y quien, en su curiosidad por experimentar con lo que encuentra, va a desencadenar una reacción imparable de consecuencias imprevisibles e imprevistas. Aquí no existe esa moralidad ambivalente, más bien se manifiestan los intereses cruzados que entrarán en conflicto muy pronto, al igual que las lealtades se verán cuestionadas. El planeta, o al menos esa parte del planeta y no olvidemos que todo está conectado, está yéndose por el desagüe del retrete, pero los intereses corporativos y económicos siguen pesando más que cualquier consideración ecológica. Y es curioso cómo los fenómenos naturales van a tomar un rol determinante en el desarrollo de la acción, acompañando en la creciente tensión a los sucesos que van desarrollándose. Sin duda el protagonismo se lo llevara una de sus habitantes más particulares: Mimi, una residual cuyo arco de transformación funge a modo de punto de inflexión, otorgándole a la trama momentos memorables, pasando de ser tímida y conformista a ser una autentica líder de la rebelión contra los clanes y sus políticas represivas.

Qiufan me sorprende gratamente, no solo por la ambientación del relato, también por que propone unos detalles innovadores dentro de la amplia gama de patentes con acrónimos que no veía desde Neal Stephenson en La Era del Diamante, de verdad son increíbles, en especial por que son parte de la cotidianidad misma del entorno, por ejemplo los Perros Chipeados: canes que han sido modificados con chips para servir de anillos de seguridad más efectivos; entre otros. Un detalle que complementa este lienzo es la regulación gubernamental que aplica el gobierno de China sobre La Isla de Silicio, al reducir la velocidad de transmisión de la internet.

Otro de los aspectos que me han gustado también de la novela es la inclusión de las creencias animistas, aunque sin mucho desarrollo, por cierto, pero que le dan un toque particular en medio de tantos artilugios tecnológicos. En algunos pasajes se mencionan ciertas practicas del budismo, al igual que algunos rituales extraídos de otras creencias paganas propias de la cultura china ancestral.

En definitiva, para mi gusto particular por el cyberpunk, es una novela muy entretenida, con un planteamiento interesante, bien construida y bien resuelta. El haber combinado la especulación tecnológica con una estructura social más clásica con sus creencias, hace que puedas entrar en ese mundo con total naturalidad, además de experimentar las condiciones insalubres del ambiente. Creo que abusa de algunos recursos narrativos, pero la sensación general es que es una lectura recomendable. Sin duda la aproximación de Chen Qiufan me dejo muy feliz de saber que aun hay posibilidades dentro del género, que se había quedado rezagado al canon gibsoninano durante unas décadas. 


domingo, 2 de agosto de 2020

DE CARROÑAS Y OTRAS PEORES MANERAS DE LLEVAR LA SEXUALIDAD

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No hay mejor alimento para los chulos, buitres y gavilanes que la carroña, sobre todo si su grado de putrefacción es bien alto. Por otro lado, es una palabra que podemos asociar con Carreño, Manuel Antonio Carreño para ser más precisos, el insigne escritor del Manual de Urbanidad y Buenas Maneras, publicado en 1853. La intención de este tratado no era otra que brindar, en un conjunto de lecciones y consejos, un código de comportamiento para las personas en lugares públicos y privados: en el hogar, con la familia, en la escuela, la iglesia y el trabajo. Han pasado ya 167 años desde su publicación y la verdad es que muchos ya olvidaron esas “buenas” costumbres, sustituyéndolas por otras “rebuenas” instaladas por la podrida programación de los medios de comunicación privados. En fin.

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Hace unos días llego a mis manos una copia del Manual de Carroña, un fanzine editado por Mister Cínico y Doña Carroña, en que la sexualidad segura, los rituales de transición, la condición salvaje y la lluvia cósmica; sirven como metáforas para examinar nuestra idiosincrasia, incluso con la ayuda de la Burra Ilusión. Carroña: “Adjetivo. Podrido, Corrompido.”, con esta primera línea comienza este delirante viaje al mejor estilo Gonzo de Mister Cinico y Doña Carroña, que por cierto tiene un aire a Maila Nurmi (actriz finesa-estadounidense creadora del personaje Vampira en 1950), llevándonos al corazón de los antros, el jabón chiquito y el desbordante buqué de la esperma derramada. Esta compilación de relatos breves, conectados al concepto de carroña, que inicia con lo ultimo que muestra cualquier atlas de anatomía: el miembro viril masculino y el órgano sexual femenino.

Se de buena fuente que Doña Carroña, bogotana de 30 años, es diseñadora gráfica e ilustradora de la Tadeo. Por lo general, segun el informe presentado por la entidad Cartel Urbano,  ha trabajado en diseño gráfico de marcas, museografía e ilustración a la par de proyectos personales como por ejemplo los panfletos y carteles que repartió durante las jornadas del Paro Nacional iniciado el pasado 21N. Por otro lado Míster Cínico, arquitecto de profesión de 35 años, esta relacionado con temas en torno al arte desde 2010 y antiguo miembro de la revista y libro de artista El Elocuente y de casas culturales como La Ksita. Para mas informacion pueden leer: Cartel urbano-Manual de carroña

Tanto el apartado gráfico como la narrativa, hacen de esta publicación un manjar para el deleite visual. Es simplemente increíble, muy consistente y esperamos mas entregas en un presente no tal lejano (pa que hablar de futuro, eso ya quedo en el pasado). Felicitaciones a Mister Cinico y Doña Carroña por revitalizar las intenciones del buen Carreño y brindarnos estas nuevas lecciones sobre los comportamientos sexuales.   


viernes, 31 de julio de 2020

EDITOTIAL 103: ¿LA VERDAD SI ESTARÁ AHÍ AFUERA?

The Truth Is Out There (The X Files). | Los archivos secretos x ...

Me pregunto cuántas y cuantos, de ustedes, queridos y queridas ficcionautas, han sentido los efectos de la catástrofe ecológico-cultural que ha provocado el reciclaje de productos culturales. Si aún no los sienten, hagan un rápido diagnostico en la oferta de sus streamings, revistas, publicaciones y novelas. Siendo honestos es muy poco lo que se produce actualmente, seguimos viendo las mismas cosas. Sobre esto se me viene un aforismo, una máxima, de Douglas Coupland, celebre autor de “Generación X, un mantra que debería ser puesto en práctica hoy día: “Basta ya de reciclar el pasado”. Mi preocupación comenzó cuando leí “Retromania” del crítico cultural Simon Reynolds, cuyo subtitulo expresa la causa de esta sintomatología: “la adicción del pop a su propio pasado”. En defensa de lo anterior puedo afirmar que tal vez no se ha hecho algo mejor que nos sorprenda como esas series que vimos en nuestra infancia o adolescencia; esa es la trampa, nuestra poca confianza en la innovación.

RETROMANÍA Simon Reynolds - Caja Negra
Edicion de Caja Negra 

Soy afortunado en haber crecido en esa transición cultural de la era eléctrica a la era electrónica. En mi infancia la televisión estaba llena de forajidos equipados con vehículos de alta tecnología, auspiciados por entidades no gubernamentales, que combatían el crimen y hacían justicia por su propia mano. En mi adolescencia, en los años 90 del siglo XX, la parrilla televisiva ofrecía viajes interestelares, renegados, agentes secretos y agentes federales que buscaban pruebas de la existencia de alienígenas.  Parecía buen momento para Norteamérica de examinar sus instituciones al parecer. El FBI, la principal agencia de investigación criminal del Departamento de Justicia de Estados Unidos, estaba bajo la lupa de la opinión publica. Esto motivo al productor y guionista de televisión californiano Chris Carter - había leído un informe que decía que 3,7 millones de estadounidenses podrían a ver sido abducidos por extraterrestres - para cambiar el esquema y crear una serie en la que también pudiese incluir recuerdos del escándalo Watergate y el programa de terror Kolchak: The Night Stalker. En ese intersticio, esa interzona, como una iluminación profana, se le ocurrió esta premisa: ¿Qué pasaría si juntamos a un entusiasta creyente de la existencia de los extraterrestres con una escéptica incrédula de las pruebas circunstanciales en la búsqueda de la verdad? Lo que resulto en The X Files, Los Expedientes Secretos X.

Vuelve la serie Los Expedientes Secretos X (The X-Files) - Ciudad ...
Imagen publicitaria del programa

En la época de los 60 la “X” sirvió para identificar a los mutantes, esos adolescentes que no encajaban en la normalidad impuesta por el sistema social. En los noventa la misma “X” identifica a los adolescentes nihilistas que son ajenos a los enredos del sistema, al afán de logro, no se inscriben en ninguna causa, solo intentan sobrevivir y mantenerse a flote cada mes.  En ese ambiente Chris Carter nos presentara, por un lado, a Fox Mulder: un brillante investigador y perfilador del FBI formado en Oxford, asignado a una sección llamada The X-Files (Expedientes Secretos X) en la que acumula pruebas que confirman la existencia de extraterestres, con la esperanza de encontrar a su hermana que fue abducida años atrás; el devoto creyente. Por otro lado nos presenta a la doctora Danna Scully: comisionada por el alto mando de la institución para que examine de cerca lo que ocurre en The X-Files, envié reportes del comportamiento de Mulder y servir de, por decirlo de alguna manera, topo para determinar la existencia de dicha división; la escéptica incrédula. Desde su primer caso Scully y Mulder son puestos a prueba y en cada episodio comenzaran a desconfiar, a sospechar de los indicios, a tal grado que lo único cierto para ellos será que “la verdad está ahí afuera”.  

Sin duda una de las series mas queridas de aquellos años noventa que nunca volverán. A pesar de que la cadena Fox intento traerlos de vuelta, la mayoría coincide en que debió quedarse donde había culminado en las películas, esos son los riesgos de reciclar el pasado. Mas allá de este desliz, Los Archivos X demostraron ser, una vez más, la manera de explorar lo que ocurría en la cotidianidad norteamericana usando metáforas de la ciencia ficción, el ocultismo, la parapsicología y el terror; para exponer las problemáticas que pocos querían abordar y evadir. Esta entrega, la 103, la dedicaremos a repasar los aspectos esenciales de esta serie y una guía para quienes deseen convertirse en parte de los creyentes de la teoría de Mulder o ponerse de parte de Scully, las dos funcionan de todos modos.  


Editotial 138: Trascender lo humano para mejorarlo, Cyborgs y quimeras ciberneticas

¿Existe la posibilidad de que una persona pueda recuperarse luego de un incidente catastrófico? El escritor Martin Caidin se hizo esta pregu...