jueves, 20 de julio de 2017

EL CUENTO DEL MES

Chi è Bruno Argento?
(Y por qué aparece en estas páginas)
por Ferdinando Piccolacausa

©Josan Gonzalez 2017
Poco sabemos, más allá de mínimos datos de contracarátula, del oscuro autor de fantascienza de ese nombre, a quien Bruce Sterling ha llamado “el Bruce Sterling turinés”: que vive en esa ciudad y está casado con la escritora Jasmina Tesanovic. Pero ¿quién es? ¿Cuándo apareció? ¿Cuál es el sentido de sus textos sospechosamente obsesionados con la historia y la tecnología? El examen de su obra completa, compuesta por dos novelas cortas y tres cuentos, nos permite especular un perfil biográfico.

Así, en “Pellegrini del mondo rotondo” (“Peregrinos del orbe”, 2013), lo encontramos en el siglo XV, en una posada turinesa cuyos dueños sirven al Reino de Chipre y están a punto de recibir al portador del sudario santo, mientras bajo su techo duermen y beben los representantes de un mundo vastísimo y aún incompleto, si bien perfectamente redondo, que hacen del sitio el cruce de caminos del orbe, su centro exacto. Reaparece siglos después, entre Roma y la Toscana, como un joven asesino carbonario que sueña con la unificación de Italia mientras ama a dos mujeres en una: “La primera cabeza había recibido el nombre de ‘Vittoria’ y la segunda se llamaba ‘Clemenza’. Como una sola mujer, las gemelas, o la joven, eran conocidas como ‘Ida’. No era posible decir simplemente: —Ven aquí, Vittoria —pues Clemenza estaba obligada a hacerlo también. De modo que para el pequeño círculo de personas cercanas, la mayor parte del tiempo Clemenza y Vittoria se llamaban ‘Ida’” (“Il Bisturi Partenopeo” [“El Escalpelo Partenopeo”], 2010). Y luego en Fiume, en 1920, como el turinés Lorenzo Secondari, el Ingeniero Pirata, quien sigue las  órdenes del Vate, Gabriele D’Annunzio, y sueña con fabricar un torpedo aéreo teledirigido y cubrir el mundo con fábricas y máquinas: “¡No quiero una novia, quiero una revolución de la mecánica para el pueblo!” (“Utopia pirata”, 2016). El resultado posible de este sueño se vería un siglo después, según muestra en “Città esotérica” (“Ciudad esotérica”, 2009), cuando bajo el nombre de Achille Occhietti, presidente de una de las más grandes fábricas de automóviles y mago negrísimo, es invocado al infierno por su antiguo mentor en los negocios y la magia para recibir en pentámetros yámbicos una advertencia sobre Satán, quien al parecer tiene nuevos intereses:
“—Pues bien, ¿qué clase de nigromante eres: negro o blanco?
—¡Esas son divisiones del pasado, anticuadas! No soy ‘nigromante’, porque no obtengo mi poder de los muertos. Soy un ‘biomante’. Soy verde.
—No puedes ser verde. Es metafísicamente imposible. Sólo se puede ser negro o blanco”.
Pero la clave, sin duda, se encuentra en “Cigno nero” (“Cisne negro”, 2009) y sus 64 Italias. Allí, Argento revela: “Nunca estuve en busca del mejor de los mundos posibles (…) estaba buscando el mejor de los yos posibles. En una Italia como esta Italia soy importante”. Pues él es, en efecto y sin fantasía, un visitante de otros mundos, de otras Italias, que se encuentra atrapado hamiltonianamente en el nuestro y entretanto desgrana recuerdos de sus desplazamientos.
Su interés en la historia como espesura, así como las transiciones en el tiempo y en el espacio, hacen pensar en Eco y Pavic, y en ese contexto sus personajes bien pueden verse como nuevos antepasados calvinianos, aunque la atención argentina en la tecnología como causa del cambio traza una distancia. Por eso su principal vínculo es con Sterling, el origen del cual cabe señalar en la coincidencia entre la llegada del texano a Turín y el inicio de la carrera literaria de Argento. Algunas claves pueden encontrarse en textos como “Telliamed”, “Cena en Audoghast”, “Mozart con gafas de espejo” (escrito con Lewis Shiner), “Flores de Edo”, “The Blemmye’s Stratagem” y la novela La máquina diferencial (con William Gibson).
“El gran cambio siempre se articula en los ochenta (…) porque fue entonces cuando hicimos los grandes avances”, asegura en otra parte, enlazándose también, desvergonzada y claramente, con el no menos escurridizo Vincent Omniaveritas, bullicioso instigador y nerd hiperinquieto que hace más de treinta años consideraba que la ciencia ficción debía sonar como si hubiera sido escrita por nerds hiperinquietos o amigos de nerds hiperinquietos.

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Argento tiene un hermano gemelo: el aún más oscuro Boris Srebro, escritor serbio de fantastyka radicado en Turín y casado con la directora Jasmina Tesanovic.

sábado, 15 de julio de 2017

EDITOTIAL 72


Mucho antes de que el cyberpunk se hiciera tan popular, estaba Bruce Sterling. Si bien William Gibson se considera el “padre”, Sterling es el“ ideólogo” del efímero destello contracultural llamado cyberpunk. Él preparo el escenario en el que poderosas corporaciones, humanos modificados y hackers deambulaban por las sobrepobladas urbes con un claro objetivo: sacudir los cimientos del avinagrado mercado editorial de la ciencia ficción de mediados de los ochenta. Para que se hagan una idea queridxs lectorxs, a principios de los años ochenta del siglo pasado el mundo era un distópico caldo de cultivo con especias de ultraderecha como la primera ministra Margaret Tharcher y el actor de westerns hecho presidente Ronald Reagan, no, no es como lo pintan los videoclips de MTV, las apariencias engañan.
Para los escritores jóvenes era igualmente un entorno difícil, solo renombrados autores como Arthur C. Clark o Isaac Asimov podían aspirar a ser galardonados con el premio Hugo o el Nébula. En esas hostiles condiciones apareció un fanzine que pregonaría los preceptos del cyberpunk: Cheap Truht (Verdad Frívola). Cheap Truht hizo que Sterling, quien se dio a conocer con el alias de Vincent Omniaveritas, junto a “el movimiento”, lanzaran la primera piedra al Establishment de la ciencia ficción. Durante 12 números Vincent, o mejor chairman Bruce, disparo mordaces ráfagas de arengas al anquilosado género que se estancaba en tramas convencionales y demasiado aferradas a las viejas tradiciones literarias. El acto inaugural realizado por la novela Neuromante (1984), que ganara todos los galardones – el Hugo, el Nébula y el Philip K. Dick – sirvió para que Sterling fuese encomendado a preparar la primera antología del género: Mirrorshades. Esta antología involucro a gran parte de los autores anexados en esta corriente, nombres como Pat Cadigan, Rudy Rucker, Greg Bear desfilaron en sus paginas en las que describían paisajes repletos de nano-maquinas, enormes complejos corporativos, humanos modificados con implantes y drogas, donde la condición humana esta venida a menos; tópicos de la década del ochenta. En el prefacio de esta antología Sterling apunta: “Este movimiento fue rápidamente reconocido y se le dieron muchos sellos: Radical Hard SF, Outlaw Technologists, The Oighties Wave, Neuromantics, Mirrorshades Group.”.
Nacido en Brownsville, Texas, en 1954 – año en el que Elvis Presley graba su primer disco y se detona la bomba de hidrogeno en el atolón bikini – Sterling ha dedicado gran parte de su carrera no solo a la escritura, como lo anota Luis Fernando Medina, vejete incendiario y “stalker” de la Universidad Nacional: “lo importante de Sterling es que sobrepasó los limites del gueto literario, tan comunes en estos géneros y es invitado a publicaciones académicas y festivales por igual para dar su visión prospectiva sobre los cambios tecnológicos que se avecinan.”. Así mismo ha desarrollado proyectos como The Dead Media Project, al igual que investigaciones sobre la cultura hacker.
En una entrevista concedida a Denise Caruso, Sterling responde a la definición de Cyberpunk con lo siguiente:
No sé, siempre he pensado que "ciberpunk" es como "ciencia-ficción", ya que es una contradicción en los términos. Es decir, ¿cómo puede alguien ser un "punk" y al mismo tiempo "ciber"?. ¿Cómo puede ser que alguien que es experto en nuevas tecnologías no sea también un empollón?. ¿Cómo puede ser un tipo guay? ¿Y además experto en cultura pop?. Es imposible, ¿no te parece? Lo mismo pasa con la ciencia-ficción. ¿Cómo puede ser que la "ficción" sea "ciencia"? ¿Cómo puede la "ciencia" ser "ficción"? Es decir, la ciencia es un método, un método experimental con resultados verificables a establecer.
A pesar de que Sterling vio con preocupación ese “rápido” reconocimiento, sus novelas siguen desarrollando la línea pura del cyberpunk, en especial en novelas como Fuego Sagrado (1996) y Distracción (2004). También escribió The Hacker Crackdown: Law and Disorder on the Electronic Frontier, un escrito basado en hechos reales relata la persecución a hackers ocurrida entre 1990 y 1991 en Estados Unidos, que dio origen a la Electronic Frontier Foundation.  Sin mas preámbulos conozcamos algo mas sobre este singular escritor y voz activa del impacto tecnológico.  
Att 
Ficciorama, Julio 15 de 2017, enviado desde el Viktualienmarkt

viernes, 7 de julio de 2017

MANUAL PARA EL LECTOR UBIK



Muchisimas gracias a todxs lxs asistentes a esta lectura del evangelio aprocrifo segun Philip K. Dick, versiculo UBIK 69:12. Gracias tambien a La Valija de Fuego por el apoyo y el espacio, a Fernando Plested y su invitacion al programa Las Puertas de Tanhausser para promocionar el evento. Aquí algunos apartes de esta charla. Nos vemos en la próxima (no se cuando). Mil Gracias.

Editotial 138: Trascender lo humano para mejorarlo, Cyborgs y quimeras ciberneticas

¿Existe la posibilidad de que una persona pueda recuperarse luego de un incidente catastrófico? El escritor Martin Caidin se hizo esta pregu...