Un barco, un niño, una pirámide y una llave; indicios de lo
que parece un relato de horror gótico donde la protagonista, si la protagonista,
deberá sobreponerse a su condición de mujer soltera y graduada en medicina ante
las pautas sociales de un siglo a punto de finalizar. Bienvenidos al Kerberos,
un moderno transatlántico con destino a Nueva York. Sales de tu camarote, luego
de escuchar una voz que te dice “despierta”, vas al gran salón para conocer a
Moura Franklin, la protagonista, y el resto de la tripulación, de repente notas
algo perturbador: todos levantan su taza de té y beben al mismo tiempo un sorbo,
eso no es normal. Pronto notas también la presencia de un signo recurrente: triángulos
en todas partes, incluso en los aretes de una de las pasajeras ¿en que nos
hemos metido? ¿Cómo llegamos al barco? ¿Esto es real o es producto de un
elaborado acto de ilusionismo?
De los creadores de Dark (2018-2021) Baran bo Odar y Jantje
Friese, llega una historia que explora los límites de la percepción sobre la
realidad y los clásicos tropos propios de los relatos de alta mar; sumergiéndonos
en un relato coral en el que un grupo de inmigrantes europeos estarán a punto
de experimentar sus miedos acompañados de los espectadores, que a cada paso del
reloj comienzan a preguntarse ¿Por qué estar en este barco? ¿Qué dejaron atrás?
¿Qué les deparara el futuro, si es que lo hay?
Como es habitúa en esta pareja, la producción es impecable.
La dirección de fotografía, a cargo de Nikolaus Summerer es absolutamente
magistral al igual qye la calidad de los efectos que te permiten hacer una inmersión
competa en cada episodio. Con ocho entregas, los espectadores irán descubriendo,
gracias a los dosificados índices narrativos que va dejando el guion, que cada
personaje es perseguido por una culpa que hace parte de lo que parece su transfundo.
Entre este selecto grupo de tripulantes encontramos a un polizón que parece haber
estado en la guerra de trincheras, una pareja de luna de miel que mas bien
parecen forzados a llevarla, una meretriz que acoge a dos mujeres orientales bajo
su protección, una pareja de hermanos provenientes de España, un polaco que
quiere llegar a Nueva York y El capitán que ha perdido a su familia en un
incendio, sin olvidar a Moura.
Sin adelantar mucho de lo que podría suceder, el relato esta
pensado para desafiar la atención misma de los espectadores con un acertado
manejo de indicios falsos que generan situaciones que no ves venir, lo que
ayuda notoriamente a generar una alta expectativa por la resolución final. Sin
duda esto amerita una continuación, sobre todo por que las historias de cada
inmigrante quedan en un gancho narrativo que no queda concluido del todo. Sin
duda en la construcción de la historia se ven claras referencias a Philip K.
Dick y novelas como Tiempo Desarticulado y Ojo en el Cielo; del mismo modo que
la notoria referencia de la alegoría de la caverna de Platón. Los gadgets incluso
tienen una elaborada referencia al steampunk y se integran perfectamente en el
relato. Otro aspecto para destacar es, por supuesto, la música; al final de cada
episodio suena una canción que esta relacionada con los acontecimientos del
episodio, entre las bandas están Jefferson Airplane, Deep Purple, Echo and the
Bunnymen, Jimmy Hendrix y el incomparable David Bowie. Sin duda una serie muy
recomendada para los amantes de los acertijos y los desafíos narrativos, por mi
parte me gusto bastante y estoy a la expectativa de una segunda temporada.
Desde
pequeños se nos enseñan una serie de pautas para ser “buenos” y dirigir
nuestras acciones para ser parte de una comunidad. Dichas pautas contienen,
entre otras, la regla dorada de no
mataras. Así las cosas, nuestras acciones están guiadas acorde a esa moral
como brújula orientadora, pero ¿Qué pasaría si… tomas una decisión en un mal día?
¿Cuál es la distancia que separa la línea del bien y el mal? Para Jefferson
Grieff (interpretado magistralmente por Stanley Tucci), otrora profesor de criminología
que enfrenta una condena por el asesinato de su esposa, comenta que “un mal día
puede convertir a alguien en un asesino”, Grieff es el primer protagonista de
la serie Inside Man (2022) creada por Steven Moffat, responsable entre otras de
Sherlock (BBC, 2010-2017), Dr Who (2005-2017) y Dracula, entre otras. La serie,
criticada y admirada por los seguidores de Moffat, nos presenta a Grieff que
funge como una suerte de Sherlock calculador y metódico, poco emocional, que
ayuda a resolver casos en los que prima el “valor moral” el cual busca para
redimirse de su perverso acto. Es así como al principio conocemos a uno de sus
clientes que es un importante político que le pide que le ayude a resolver su
caso, en la sala también esta Dillon Kempton, compañero y asistente de Grieff
que es una suerte de grabadora humana, memorizando cada parte de la conversación
con sus clientes.
Nos vamos
de Arizona a Londres para conocer a Harry Watling (interpretado por David
Tennant), un carismático vicario que, por hacer lo que considera una buena acción
ayudando a ocultar una memoria usb de su diacono, comienza a padecer los
efectos de tomar decisiones que lo van hundiendo en una espiral descendente,
complicando en cada paso la situación al punto de llevarlo a convertirse en
todo aquello que odia. Harry se convertirá en el segundo protagonista y entre
él y Grieff se encuentra Janice Fife (interpretada por Dolly Wells) tutora de matemáticas
de Ben, el hijo del vicario. Todo comienza cuando Ben le dice a su tutora que
use una usb que ha tomado de su padre el vicario para crear un archivo con las
lecciones y esta descubre que contiene un delicado material. Ben le dice “es pornografía,
todo adolescente la observa”, el punto es que como espectadores no sabemos que
es, pero por la cara de Janice no parece tan normal el asunto.
Cuando el
vicario le pregunta a Janice porque esta tan sorprendida, al no tener respuesta
y en un acto desesperado comienza sus malas decisiones expresando que “el
archivo es mío, es mi pornografía”, una línea que pone de manifiesto una crítica
a las acciones de la iglesia y los delitos sexuales. Janice le dice al vicario
que se va a ir pero este decide que más bien la encerrara en el sótano y de ahí
en adelante todo ira de mal en peor, incluso involucrando a su esposa y a su
hijo. ¿Cómo se cruzan las líneas de
Grieff y Watling? Resulta que Janice conoce a una reportera de crímenes llamada
Beth Davenport. Janice hace un pequeño truco para exponer a un joven que
intenta abusar de Beth en el metro, Beth le da su tarjeta por si cambia de
parecer para hacerle una entrevista y al no saber de Janice decide contactar a
Grieff.
Esta serie
me parece un plot twist de la novela negra y el thriller psicológico, una combinación
de CSI con Hannibal, en la que cada acción nos engancha para conocer el clímax
del relato y ver hasta donde se mantiene la empatía con los protagonistas. Las
actuaciones de Tucci y Tennant se llevan el mayor reconocimiento, realmente dan
forma a la serie. Dolly Wells también ejerce una fuerza impresionante al ser la
agente provocadora del relato ejerciendo sus dotes de engaño y persuasión con
cada parte del conflicto (el vicario, su esposa y su hijo). En mi opinión merece
la pena verla y así mismo dar un veredicto, pero en lo que a mi respecta me
agrado bastante.
En algún momento
de nuestras carreras pasamos por una asignatura que pretende enseñarte como
generar una idea que te convierta en millonario o millonaria y así alcanzar el éxito
que supone el modelo económico del momento. Ya sea un profe o una profe, el
punto es que en cada sesión sondean un caso de estudio que ha sido exitoso y lo
hacen ver muy simple, sencillo, algo con lo que puedes “monetizar tu
aprendizaje” como dirían ahora. La cuestión es que cuando algo suena tan bien,
al mismo tiempo oculta una trampa. La sospecha entre en el momento de cuestionar
realmente ¿Quién sale ganando y quien perdiendo al producir dicha idea? Esa es
la pregunta de fondo que me plantea la serie The Playlist (2022), recientemente agregada al catalogo de Netflix.
El relato,
compuesto por seis capítulos, explora el fenómeno de las plataformas de reproducción
musical y como impactan el mercado con la creación de Spotify. Daniel Ek – el primer
protagonista – es un talentoso programador sueco que anhela trabajar para
Google, lleva una vida rutinaria en la que visita a su madre y le lleva
presentes, luego se encierra en su apartamento para descargar música de una
plataforma conocida como The Pirate Bay
– una continuación de la idea de Napster – y justamente cuando intenta
descargar una canción la plataforma es cancelada, lo que le lleva a desarrollar
la idea de una plataforma para reproducir música al instante usando un protocolo
de búsqueda con otros servidores. Daniel conoce a Martin Loretzon – el segundo
protagonista – gracias un sitio web de cupones digitales que genera ingresos a
las compañías participantes, es tan innovador que Martin y su socio terminan
comprando el sitio y ahí comienza una relación que impulsara a Spotify. Asi
mismo conoceremos a Bobbie T – la sexta protagonista- una compañera de colegio
de Daniel que esta harta de que sus grabaciones sean granadas y compartidas ilegalmente
en Pirate Bay. Los otros tres
protagonistas serán Andreas Ehn (el programador líder de la plataforma), Per
Sundin (presidente de Sony Music Suecia) y Petra Hannson (la abogada que
llevara la difícil tarea de negociar con las disqueras).
Lo particular de
la serie es que cada capitulo es un punto de vista sobre la misma historia.
Cada mirada nos deja ver, más allá de lo bueno o lo malo, los intereses que
mueven a cada parte involucrada en el desarrollo de Spotify. En un principio todo se trataba de derrotar a The Pirate Bay, fundada por la organización
contra el copyrightPiratbyrån (la oficina pirata) a comienzos de 2003, desarrollado como un
motor de búsqueda y rastreo de ficheros Bit Torrent que facilitaba el acceso de
todo tipo de material que estuviera en la red. En aquellos primeros años de la década
del 2000 la necesidad de espacios para los músicos y sus álbumes sin temor a
que pudiesen ser replicados sin licencia alguna era inminente. Con Napster y su
filosofía de compartir música con otros llevo a un cambio radical en los consumidores
que dejaron de adquirir discos en razón a que lo podían encontrar en la red.
Con esto en mente Daniel Ek ofrecerá una plataforma con ventajas para quienes se
suscriban y para las compañías que inviertan en publicidad. Cabe recordar que
el camino al abismo este pavimentado de buenas intenciones y eso es justamente
en donde la serie se vuelve más interesante aún. Si bien vencen a The Pirate Bay ¿que hace que no se conviertan en otra amenaza para
los músicos y sus producciones?
Recomiendo mucho
esta serie y seria pertinente que sea vista en esas asignaturas de emprendimiento
para que logren ver el cuadro completo y miren las otras caras que puede proyectar
una idea de negocio.
El siglo XX
acelero Las cosas. Corrían los años ochenta y para entonces los computadores
aun eran costosos y solo lo podían adquirir las universidades y las grandes
empresas e internet comenzaba sus primeros pasos. Los grandes relatos de progreso
y desarrollo estaban en crisis, la modernidad estaba colapsando sobre el no
futuro afectando las reglas de juego de la ciencia y las artes; la rebelión no
se hacía esperar. Un puñado de jóvenes escritores delineo un futuro de cromo y neón
adelantando el reloj 25 minutos. Gigantes rascacielos de neón, implantes de
cromo, superautopistas de información, replicas genéticas, megacorporaciones
mas poderosas que los estados e inadaptados hackers enfrentando al nuevo orden
tecnológico para el mejor postor.
Estas visiones provenían
de los ecos de la New Wave inglesa con J.G. Ballard, John Brunner, Brian Aldiss
y el omnipresente Philip K. Dick. La rebelión literaria fue edificada sobre dos
grandes pilares: por un lado, el filme de culto Bladerunner de Ridley Scott,
estrenado en mayo de 1982, que esbozo la estética noir con replicantes, autos
voladores y megaciudades bañadas por lluvia acida. Por otro la prosa renovadora
de William Gibson, quien por aquel entonces había escrito 200 folios tamaño
carta de una novela que combinaba sus cuentos Quemando a Cromo y Johnny
Mnemonic. Dos años después del estreno del film el escenario no podía ser
mejor para Gibson y su opera prima Neuromancer, una novela que introducía un
argot hibrido de la poesía beat y el silicon valley con hackers e inteligencias
artificiales que coexistían con los añejos tropos de la novela negra y la prosa
de los escritores beat de los años sesenta, con toques de la cultura
japonesa.
Sería hasta 1986 con
la publicación de la mítica antología Mirrorshades
de Bruce Sterling – el ideólogo del Cyberpunk y el más ferviente investigador
de la cultura tecnológica – que el Cyberpunk se consolidaría como autentico
movimiento literario, que viviría lo suficiente para producir una ola de y caducar
por sus propios excesos.
Para el mes de
junio de 1992 aparece en las librerías la novela Snowcrash, tercera novela del
ensayista y escritor de ciencia ficción Neal Stephenson. En parte parodia y en
parte carta de amor, la novela reconfigura el futuro de cromo delineado por
Gibson y lo dinamiza incorporando elementos de mangas como Ghost in The Shell y Akira,
incluyendo además una crítica a la economía, la política y la religión moldeada
desde el lenguaje. La novela sigue a Hiro
Protagonist, un repartidor de pizza afroamericano que en las noches ingresa
al Metaverso para blandir sus catanas en duelos y probar su valia, sin embargo,
un misterioso virus conocido como Snowcrash puede alterar el futuro del
Metaverso. Stephenson planteaba en estas paginas un mundo con hiperinflación, franquicias
y creencias religiosas que operan con lenguajes antiguos usando conjuros
sumerios para someter a sus avatares.
Han pasado 40 años
y el Cyberpunk sigue más vivo que nunca, en parte gracias a la exitosa
franquicia de video juegos Cyberpunk 2077,
las antologías audiovisuales como Love,
Death and Robots y películas como Battle
Angel Alita. Si bien no habitamos el futuro de cromo y neón, al menos hemos
comprendido el impacto de esa entidad que Gibson despertó usando las vísceras
del pasado literario de la depresión financiera de 1929 y el encantamiento
literario del cut-up y el fold-in de William Burrouhgs, que ahora ha ganado
tanto poder que nos esta regulando con más fuerza que Wintermute, la I.A. que
contrata a Case para ser liberado del yugo opresor del programador. Sin mas
preámbulos, sigan y contemplen 25 minutos al futuro.