“La venganza nunca es buena,
mata el alma y la envenena.”
Don Ramon
La premisa toma
un tropo ampliamente explorado en los comics: el equipo de talentos únicos que
son dirigidos por un magnate que tiene todos los recursos para llevar a cabo un
plan de venganza sistemática contra quienes hicieron daño a la humanidad – en este
caso varios funcionarios de alto rango de los campos de exterminio. Así las
cosas, las piezas han sido puestas en el tablero de juego, por un lado, esta
Meyer Offerman (interpretado por Al Pacino), magnate judío que dirige a Los Cazadores, quien se involucra en la
vida de Jonah Heidelbaum (encarnado por Logan Lerman, el recordado Percy
Jackson), un amante de las historietas y la cultura geek, que atestigua como su
abuela es asesinada por un misterioso hombre. La rabia y frustración de Jonah serán
canalizadas por Offerman, reclutándolo en sus cazadores como el decodificador – sí, el talento de Jonah
es la criptografía y resolver acertijos. Si bien la abuela lo protegió de todo
ello, Jonah descubrirá que Meyer es más que la mente maestra, hace parte de su
pasado familiar.
Junto a Pacino y Lerman se encuentran Josh Rannor (Lonny Flash- el actor), Kate Mulvany (La letal hermana Harriet), Tiffany Bone (la idealista Roxy Jones), Louis Ozawa (Joe Mizushima – el artista marcial), Karol Kane (Mindy Markowitz) y Saul Rubinek (Murray Markovitz); el bando judio. Juntos se enfrentarán a la bella actriz sueca Lena Olin (La Coronel), Dylan Baker (Biff Simpson) y demás oficiales nazis, entre ellos al que han denominado El Lobo; quienes traman una conspiración para instaurar el Cuarto Reich en tierras estadounidenses, especificamente en la Nueva York del año 1977, un entramado urbano en el que se cruzan las panteras negras, el déficit económico y los icónicos rincones que alguna vez recorrió Travis Baker en Taxi Driver.
En lo que respecta al diseño de producción y la ambientación setentera es genial, se toman ciertas licencias en recrear las etapas de los años cuarenta y los campos de concentración, pero el resto es visualmente genial. El desarrollo de la serie tiene buenos detonantes, pero algunos no logran cuadrar del todo y en ocasiones surgen demasiados Deux ex Machina que no se resuelven satisfactoriamente, incluso el agenciamiento de los personajes se siente algo impostado, sobre todo en Jonah. Si bien se toman algunos acontecimientos reales como el corte del suministro eléctrico del 13 de Julio y las políticas arancelarias del gobierno Carter, hay muchos otros que han sido ficcionados tomando como herramienta la ucronía, la alteración de ciertos acontecimientos y personajes históricos para desarrollar una historia alterna donde Adolf Hitler sigue vivo en tierras argentinas.
La venganza, mas que un
plato que se sirva frio, se decanta en una reflexión sobre la moral humana,
donde no se trata de ser el bueno o el malo, se trata de comprender los efectos
de cada acción que más allá de dar redención a quien la ejecuta, se convierte
en un impulso que se transforma en instinto asesino que a la final solo deja
mas heridas que no cicatrizan del todo. Tiene momentos interesantes, pero habrá
que esperar que nos ofrece la segunda temporada.
Como dato adicional esta serie conto con Jordan Peele (si, el mismo de Get Out, Us y Nope) como productor ejecutivo.