domingo, 8 de febrero de 2015

CONFIGURANDO A GIBSON

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Ilustración de Juan Alberto Conde a.k.a Conde01

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No hay mucho tiempo, los muros de fuego no se desvanecen del todo, el hielo y la sombra no tardaran en detectar mi señal, antes de abandonar la matriz debo extraer la información necesaria de la I.A. William Gibson.  En un registro de David Pringle[1] al citar a William Gibson y su novela Neuromante (1984), sobre todo el primer enunciado: “El cielo sobre el puerto tenía el color de una pantalla de televisor sintonizado en un canal muerto”, señala que el tono creado es el de una historia hipermoderna sobre una sociedad que se mueve en el oscilante paisaje electrónico creado por los circuitos, el silicio, los microchips y el dominante esquema cultural oriental que se infiltro a occidente en la década de los 80. Neuromante (1984), no es mas que la extensión de conceptos y personajes propuestos en el cuento Quemando Cromo (1981), cuyos términos se incorporaron en el argot de la cultura popular, entre ellos “el ciberespacio”. Gibson no sigue las convenciones de la ciencia ficción tradicional, es mas, se podría decir que toma distancia de los tópicos convencionales para acercarse de manera poética al presente. Gibson usa la ficción para plasmar el impacto tecnológico en las relaciones sociales, económicas y culturales de una época cada vez mas alienada por las tecnologías mediáticas, proyectado una simulación de un futuro distopicamente bello.

Gibson no es un novelista común, es más, no es algo que le fluya tan fácilmente, para Gibson escribir representa un lenta destilación de vivencias y lecturas que se yuxtaponen en una temporalidad que no dista mucho de la nuestra. Su presencia en varios eventos y conferencias sobre virtualidad y ciberespacio, lo han llevado a distinguirse como un agudo observador de los riesgos de esa realidad que creemos construir en las redes sociales y simuladores la cual asumimos como principio de realidad que podemos manipular – reflexión con la que inician la mayoría de sus historias – produciendo una contemplación contextualizada del cibermundo en el que se mueven sus personajes. Nacido en 1948, William Ford Gibson vivió sus primeros años en Carolina del sur, Estados Unidos y luego su familia se radicó años mas tarde en Canadá. Desde temprana edad encontró su deleite en libros como La conquista del espacio (1949), un libro especulativo de Willy Ley, ilustrado por Chesley Bonestell y La Isla Mágica (1929) de William Seabrook; quizá el mayor impacto se produjo al conocer la obra del profeta yonqui William Burroughs (edición número 46), del cual tomo su técnica narrativa del cut-up y el fold-in, términos que se aproximan al cortar y pegar pero que en realidad son una deriva que busca, como lo decía el mismo Burroughs, cortar las líneas del enemigo: el lenguaje. A pesar de su intrincada estructura, la escritura de Gibson esta plagada de referencias al neoliberalismo, la sociedad de información, el shock tecnológico, los limites de la humanidad y la virtualidad, las inteligencias artificiales, entre otros; son los temas que se ven a lo largo de su obra.  En esta edición exploraremos las primeras influencias, su temprano interés en la cultura beat, sus reportajes y las primeras aproximaciones a sus radicales conceptos que cambiaron la forma de ver el entorno digital. Aunque jamás se dio un encuentro real entre Gibson y Dick, Gibson amplifico las nociones que Dick había anticipado sobre la posibilidad de crear ambientes virtuales y la sustitución de la realidad, potenciándolos en las Inteligencias Artificiales, construcciones artificiales que pueden igualar la inteligencia de un ser sensible; sin embargo el único encuentro dado con Dick le produjo a Gibson un conflicto que por poco lo frustra, en una nota de la edición de Rolling Stone argentina Gibson comenta al respecto: “Llevaba escrita poco más de la mitad (de Neuromante) cuando fui a ver Blade Runner", recuerda; "¡fue horrible! Era como si alguien se hubiera puesto a filmar el interior de mi cabeza. Salí disparado del cine a releer mi texto...". la nota cierra diciendo que meses después terminaría la novela, Neuromante, que pasaron los años y el libro es un clásico contemporáneo (único ganador, en la historia de la ciencia-ficción, de los premios Hugo, Nebula y Philip K. Dick), pero Gibson aún no se anima a terminar de ver Blade Runner.”( Rollingstone.com.ar, 1999).

Quedan pocos segundos, el muro de fuego ya detecto mi señal, debo salir rápidamente de lo contrario se podría sobrecargar la Ono-Sendai VIII, el tiempo apremia y la falsa ID no tardara en ser detectada por el servidor. Una última advertencia: Los sueños crecen como hielo lento.


[1] David Pringle (01 de marzo 1950), se desempeñó como director de  Fundación, una revista académica, desde 1980 hasta 1986, tiempo durante el cual se convirtió en uno de los principales impulsores del colectivo que fundó Interzona (1982). Para 1988, él era el único editor y el redactor de interzona, una posición que mantuvo hasta que vendió la revista a Andy Cox en 2004. Por dos años y medio, en 1991-1993, también editó y publicó una revista titulada Million: la revista Sobre Ficcion Popular.

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