Me pregunto cuántas
y cuantos, de ustedes, queridos y queridas ficcionautas, han sentido los
efectos de la catástrofe ecológico-cultural que ha provocado el reciclaje de
productos culturales. Si aún no los sienten, hagan un rápido diagnostico en la
oferta de sus streamings, revistas, publicaciones y novelas. Siendo honestos es
muy poco lo que se produce actualmente, seguimos viendo las mismas cosas. Sobre
esto se me viene un aforismo, una máxima, de Douglas Coupland, celebre autor de
“Generación X, un mantra que debería ser puesto en práctica hoy día: “Basta ya
de reciclar el pasado”. Mi preocupación comenzó cuando leí “Retromania” del crítico
cultural Simon Reynolds, cuyo subtitulo expresa la causa de esta sintomatología:
“la adicción del pop a su propio pasado”. En defensa de lo anterior puedo afirmar
que tal vez no se ha hecho algo mejor que nos sorprenda como esas series que
vimos en nuestra infancia o adolescencia; esa es la trampa, nuestra poca confianza
en la innovación.
Edicion de Caja Negra |
Soy afortunado en haber crecido en esa transición cultural de la era eléctrica a la era electrónica. En mi infancia la televisión estaba llena de forajidos equipados con vehículos de alta tecnología, auspiciados por entidades no gubernamentales, que combatían el crimen y hacían justicia por su propia mano. En mi adolescencia, en los años 90 del siglo XX, la parrilla televisiva ofrecía viajes interestelares, renegados, agentes secretos y agentes federales que buscaban pruebas de la existencia de alienígenas. Parecía buen momento para Norteamérica de examinar sus instituciones al parecer. El FBI, la principal agencia de investigación criminal del Departamento de Justicia de Estados Unidos, estaba bajo la lupa de la opinión publica. Esto motivo al productor y guionista de televisión californiano Chris Carter - había leído un informe que decía que 3,7 millones de estadounidenses podrían a ver sido abducidos por extraterrestres - para cambiar el esquema y crear una serie en la que también pudiese incluir recuerdos del escándalo Watergate y el programa de terror Kolchak: The Night Stalker. En ese intersticio, esa interzona, como una iluminación profana, se le ocurrió esta premisa: ¿Qué pasaría si juntamos a un entusiasta creyente de la existencia de los extraterrestres con una escéptica incrédula de las pruebas circunstanciales en la búsqueda de la verdad? Lo que resulto en The X Files, Los Expedientes Secretos X.
Imagen publicitaria del programa |
En la época de
los 60 la “X” sirvió para identificar a los mutantes, esos adolescentes que no
encajaban en la normalidad impuesta por el sistema social. En los noventa la
misma “X” identifica a los adolescentes nihilistas que son ajenos a los enredos
del sistema, al afán de logro, no se inscriben en ninguna causa, solo intentan
sobrevivir y mantenerse a flote cada mes. En ese ambiente Chris Carter nos presentara,
por un lado, a Fox Mulder: un brillante investigador y perfilador del FBI formado
en Oxford, asignado a una sección llamada The X-Files (Expedientes Secretos X)
en la que acumula pruebas que confirman la existencia de extraterestres, con la
esperanza de encontrar a su hermana que fue abducida años atrás; el devoto
creyente. Por otro lado nos presenta a la doctora Danna Scully: comisionada por
el alto mando de la institución para que examine de cerca lo que ocurre en The
X-Files, envié reportes del comportamiento de Mulder y servir de, por decirlo
de alguna manera, topo para determinar la existencia de dicha división; la escéptica
incrédula. Desde su primer caso Scully y Mulder son puestos a prueba y en cada
episodio comenzaran a desconfiar, a sospechar de los indicios, a tal grado que lo
único cierto para ellos será que “la verdad está ahí afuera”.
Sin duda una de
las series mas queridas de aquellos años noventa que nunca volverán. A pesar de
que la cadena Fox intento traerlos de vuelta, la mayoría coincide en que debió quedarse
donde había culminado en las películas, esos son los riesgos de reciclar el
pasado. Mas allá de este desliz, Los Archivos X demostraron ser, una vez más,
la manera de explorar lo que ocurría en la cotidianidad norteamericana usando metáforas
de la ciencia ficción, el ocultismo, la parapsicología y el terror; para
exponer las problemáticas que pocos querían abordar y evadir. Esta entrega, la
103, la dedicaremos a repasar los aspectos esenciales de esta serie y una guía para
quienes deseen convertirse en parte de los creyentes de la teoría de Mulder o
ponerse de parte de Scully, las dos funcionan de todos modos.
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