EL CRISOL DE HUITACA
La escultura, hecha por Julia Merizalde Price, fue instalada para recordar el pasado indígena.
Las
oxidadas chimeneas de la Acería Tequendama se podían divisar tenuemente a pesar
de la maleza que las rodeaba. Estos conductos, en siglos remotos, habían
exhalado poderosas nubes metálicas de oxido, producto del llameante crisol que producía
sin parar listones, uniones y peinazos para las constructoras estatales;
esparciéndolas en el en el purulento aire de la modernidad postindustrial. Era
un negocio rentable. Sin embargo el impacto ambiental y el descubrimiento de
nuevos planetas habitables produjo un éxodo sin precedentes dejando la ciudad
como un diorama de museo para ser visitado por historiadores, urbanistas y
ciertos centros educativos. La poca demanda reventó la burbuja con graves
consecuencias para la acería. Por mas de un siglo la antigua jungla de asfalto,
conocida como Bacata, fue lentamente pereciendo a la maleza y atrayendo
especies mutantes que crearon un nuevo ecosistema digno de una investigación
bioquímica. No eran muy frecuentes las expediciones al Tequendama, salvo
algunos colegios que enviaban a los grupos con mejor promedio, para que
pudieran reconstruir su legado cultural. El costo del equipo que requería cada
estudiante era una variable que impedía llevar un elevado número, solo se escogían
a siete. De igual forma los servicios de transporte eran contados, muchas
empresas apostaron por planes siderales y paquetes cósmicos.
Antes de
emprender el viaje se realizaban pruebas en SIMEXT (simulaciones extremas), un
producto cultural que empezó a sustituir la regular oferta televisiva y cinematográfica,
basada en el principio de conexión sináptica patentado por un laboratorio alemán,
se había convertido en un influyente renglón de la industria cultural BTR. El
rotulo BTR no era otra cosa que Below The
Radar o por debajo del radar, que
identificaba los trabajos marginales, que no estaban regulados por la comisión
visual. Era el nuevo oro de programadoras en quiebra y sus redes virales. Al
comienzo produjeron novelas ucrónicas de diversos hechos históricos del
país, también algo de distopía
familiar y comedias espaciales; la cuestión es que el ecosistema visual comenzó
a mutar rápidamente y el publico quería cosas diferentes: narco-mafiosos del
bloque oriental, realities de medio pelo, enlatados coreanos y novelas
turcas. Eso arruinaba la poca
creatividad que algún momento le había dado prestigio al medio. Pronto se
dieron cuenta que los avances en programación y la tecnología sináptica
permitía una nueva clase de entretenimiento mas interactivo. Sin excepción el estudiantado
preseleccionado se sometía a la prueba, solo pasaban aquellos que superaran el
umbral de los 400 puntos. Uno de los puntos mas complejos de la prueba era el
indicador de instinto de supervivencia, como la mayoría eran nativos burbuja,
muy pocos conocían como sobrevivir ante condiciones adversas.
– Dicen
que en esa acería esta el crisol de Huitaca – expreso jovialmente Ledeo, uno de
los seleccionados – he visto el folleto impreso. Fern, su incredulo compañero
de cabina, refunfuño y torció los ojos en señal de escuchar una ridiculez –
Mira Led – así lo llamaba – ¿Aun crees en eso que llaman leyendas? ¿acaso las
clases de escepticismo racional no te han enseñado nada sobre su poca
veracidad? Ledeo era un entusiasta soñador, su desbordada imaginación fue
criticada por sus maestros, sin embargo sus padres lo apoyaban, el mundo
siempre requería soñadores. – el carguero con destino a la tierra partirá en
diez minutos por la plataforma tres – anuncio el sistema de alerta positronico.
El grupo se alisto, junto con su tutor encargado, marchando ordenadamente a la
plataforma. Una vez verificados los permisos, la azafata los condujo a sus
asientos. Acto seguido se sentaron, colocaron los cinturones en su lugar,
tomaron los cascos de realidad virtual y cada quien coloco su programa de
simulación predilecto. Ledeo sintonizo el canal esotérico, gustaba de repetir
los programas del reconocido investigador paranormal español Jiménez del Oso,
su capítulo predilecto era el del Yeti, el gigantesco y fantástico ser que pudo
ser el eslabón perdido en la evolución. Fern por su parte coloco un episodio de la mítica serie
cosmos, obra del reconocido científico Carl Sagan, famoso por su obra
divulgativa y la placa gráfica que llevó la sonda Pionner en su primera salida
al sistema solar.
Una vez
en tierra firme, el tutor dio las últimas indicaciones, esperaron el transporte
a reacción en el corredor vial hacia la salida sur de Bacata, Soacha. El
trayecto fue muy breve, las autopistas aéreas ahorraban costos y beneficiaban
el tiempo de traslado de un lugar a otro. Ledeo no salía del asombro al ver las
agrietadas calles, las paredes con graffitis, los cambuches y los viejos
semáforos. Para Fern todo era igual. – por favor colóquense su equipo de respiración
y los guantes de teflón – dijo el tutor, a lo que cada uno se coloco en el
orden respectivo los aditamentos. El olor era insoportable, una combinación de
sales minerales, químicos y óxidos, que sin las caretas producía la muerte por
afección pulmonar. El transporte poco a poco se aproximaba a su destino. El
conductor llamo discretamente al tutor – mire, para nadie es un secreto que esa
acería esta embrujada ¿me explico? Hay espantos y los pocos que han venido no
salen bien librados, no deje que ninguno del grupo se separe, es mi consejo –
volvió la vista al panorámico reforzado y el panel de control. – seguiré su
consejo – respondió el tutor. La puerta de tugsteno se abrió permitiendo el
descenso del grupo. Ledeo lanzo una retadora mirada a Fern, quien respondió con
un gesto afirmativo. Ambos serian pioneros de una expedición sin retorno, ambos
sabían que la combinación de escepticismo y confianza serian la brújula que los
guiaría hacia el crisol de la rebelde diosa Huitaca, magno artilugio de magnético
encanto que los podía transportar en el espacio-tiempo y al fin comprobar que
lo que les habían enseñado era solo un error de la matriz educativa.
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