¿Quién anda ahí? Ah,
son ustedes, mis queridas lectoras y queridos lectores. Dispensen mis modales,
estaba algo disperso y escucharles me saco de una ensoñación muy particular. ¿Cuál
era esa ensoñación? Tenia que ver con un escritor canadiense de ciencia ficción,
poco conocido, por cierto, pero que influyo enormemente en Philip K. Dick, uno
de mis escritores favoritos. Se trata de Alfred Van Voght, responsable entre
otras de novelas como El Mundo de los No-A, Slan, Las Armerías de Isher y Los Fabricantes
de Armas.
La relación de
Van Voght con la ciencia ficción comienza cuando lee el relato ¿Quién anda ahí?
(Who goes there?) de John W. Campbell, editor de Astounding Science Fiction.
Tras terminar la lectura se animo a escribir y enviar un relato para ser publicado,
“Vault of the Beast”, que Campbell rechazo, pero Van Voght estaba decidido a
ser escritor de ciencia ficcion. La terquedad y perseverancia le darán su
primera victioria cuando en 1939 publicaran su relato “El Destructor Negro”, el
inicio de la edad dorada de la ciencia ficción, este relato se integraría mas
tarde a El Viaje del Beagle Espacial – sí, una oda que rinde homenaje a Darwin,
pero con space opera – una obra donde no solo habrá alienígenas, también se dará
espacio al científico Elliot Grosvenor para demostrar que su ciencia, el
nexialismo, sea aceptada por la comunidad científica como método para resolver
los problemas que irán surgiendo en el la nave.
Para sostener económicamente el hogar, trabaja para el Departamento de Defensa mientras invertía las noches en escribir su primera novela, Slan, que sería publicada a finales de 1940 en Astounding. En 1944 se muda, con su mujer, a los Estados Unidos, concretamente a Los Ángeles.
Una apreciación en el género sobre A. E. van Vogt señala que
no es un creador de temas, ni un poeta como Bradbury o Sturgeon,
ni tiene la intachable formación científica de Arthur C. Clarke o
cultural de Isaac Asimov. Su mayor habilidad está en la
capacidad de llevar a su perfecta intensidad con toques originales los
planteamientos que otros se encargan de trivializar de modo promiscuo e
irremediable.
Otro rasgo en sus obras es que poseen una trama argumental
atractiva en la que predomina la aventura, el suspense y la intriga. van Vogt
tiene el mérito de haber sido el primero en utilizar la técnica del fix-up para
escribir sus novelas. Los personajes que pueblan sus novelas están bien
perfilados psicológicamente, de carne y hueso y con comportamientos reales en
situaciones extremas.
Podríamos continuar, pero hay más por leer en estas páginas,
así que queridas y queridos ficcionautas les invito a leer mas sobre este escritor
y mantener vigente su legado, más allá de las auditorias dianeticas a las que
fue expuesto.