miércoles, 19 de mayo de 2021

Informe escolar confidencial

Daniel Clowes 1991 / publicada en Twenty Centuty Eightball

Recuerdo leer con grata emoción la historieta de Daniel Clowes Art School Confidential. Esas cuatro paginas me causaron mucha gracia, pero se convirtieron en el anuncio de lo que me deparaba la labor docente: madres que querían desarrollar su vocación artística, el estudiante pro que solo vivía de hacer encargos comerciales y poco de la clase, el que resolvía todo con estilo Frazetta; por citar algunos. En 2006 el director Terry Zwigoff llevo esta historia al cine de la mano del propio Clowes en el guion – sin duda el título en español le resta toda la fuerza “el arte de la seducción” – en el que conocíamos a Jerome Platz, un joven aspirante que ingresa a la universidad de Strathmore para convertirse en un gran artista. Cada vez que veo la película mi lectura se centra en las caracterizaciones de los docentes, los profes. Una de las ideas mas recurrentes que circulan por los pasillos y los salones es que ser profesor equivale a que no alcanzas el éxito en tu profesión y por eso se dedican a enseñar (y criticar) materias de las que no tienen idea o experiencia alguna; esta idea se refuerza con el personaje de John Malkovich, un profesor que enseña expresión pictórica y ha trabajado por mas de 30 años para encontrar su voz en una serie de cuadros en los que pinta triángulos. Otro de los profes, el que enseña escultura, solo se jacta de decir “otro día, otro dólar”, a eso yo le llamo ir por las mentas, ganársela suave, no dar la batalla y conformarse con una ocupación que le drena horas de un tiempo que ya considera muerto.  Cuando termino de ver la película me queda esa incógnita: ¿estoy vencido y ya me cansé de dar la pelea? ¿estoy aportando algo en el proceso de formación? Mirando en el retrovisor recuerdo que uno que otro estudiante me hacia la misma pregunta: ¿Por qué se volvió profesor? La respuesta, por mas obvia que fuera, me dejaba en shock – sentía que era una manera de “medir el aceite” que llaman – y no respondía con claridad. Busqué en ciertas frases la respuesta y encontré una que me ayudo por un buen tiempo, pero la pregunta crece y no desaparece. Tal vez, ahora que lo medito mejor, pueda responder algo parecido a esto: “me hice profesor para poder infiltrarme y hacer un informe detallado de lo que sucede en las academias de enseñanza del diseño, una especie de agente topo, y trabajo para una organización ultrasecreta que busca mejorar y alcanzar el zeitgeist pedagógico en las artes ocultas del diseño.” Esa respuesta puede ser mas interesante y conecta a la perfección con mi amor por las historias de espionaje. Así las cosas, entonces trabajare para esa agencia imaginaria que busca que sus agentes hurten los secretos académicos que ocultan los antiguos arcanos de la enseñanza y encontrar el modelo ideal de enseñanza. Si, esa será mi misión en lo que me reste de mis años de enseñanza.

lunes, 10 de mayo de 2021

EDITOTIAL 112: LOVE, DEATH AND ROBOTS

Cortesia: Netflix

El instinto de conservacion y autodestruccion sobre lo que puede ser programado o descubierto por el fantasma en la maquina, eso resumiria en parte la antología audiovisual LOVE, DEATH and ROBOTS (2019). Sin embargo, aprovechemos para prodfundizar un poco en ello. 

Esto no es solo cuestin de instinto, tambien interviene el deseo por alcanzar el mas alto nivel en la evolucion humana y robotica. En 1943 el psicólogo estadounidense Abraham Maslow presento su obra Una Teoría sobre la Motivación Humana, en la cual expone sus conclusiones sobre la jerarquía de las necesidades humanas usando un esquema piramidal. En la base de esta pirámide están las necesidades fisiológicas como respirar, comer, dormir, reproducir y mantener bien el cuerpo (homeostasis), y en la punta esta la autorrealización, en la que la persona justifica su propósito y da sentido a su existencia. La elaboración de esta teoría tiene sus raíces en los postulados hechos tiempo atrás por Sigmund Freud y los instintos básicos que actúan en el ser humano: eros y thanatos, la conservación de la vida y la autodestrucción y el retorno a lo inanimado.

Freud no tenia idea alguna de robots, pero si de las pulsiones que desarrolla el instinto humano. Esa es la base que tomaron Tim Miller – director entre otras de Deadpool y Terminator: destino oculto – y David Fincher (director de Seven y Club de la pelea) para desarrollar 18 cortos animados que tomaban los escritores menos conocidos de la ciencia ficción, el terror y el thriller. El resultado fue Love, Death and Robots (Netflix, 2019), una apuesta narrativa y visual que, como todo, tuvo sus aciertos y también sus errores (mas en las historias que en las animaciones). A propósito del próximo lanzamiento de su segunda temporada, nuestro equipo se dio a la tarea y convoco a los jóvenes talentos de la ilustración para que hicieran las respectivas reseñas de las mejores historias de la primera temporada y una ilustración que presentara su punto de vista sobre lo que vio cada quien.

Nombres como los de John Scalzi, Joe Lansdale, Marko Kross, Alaistar Reynolds y Ken Liu; por mencionar algunos, resaltan por no ser autores tan reconocidos en este lado del mundo y que de cierta forma son muy distinguidos en el circuito de escritores de Estados Unidos e Inglaterra y China, país del que comenzamos a conocer su tradición literaria gracias al trabajo de Cixin Liu (El Problema de los Tres Cuerpos). No solamente por ese lado sorprende, también lo hace con los equipos de animación que intervienen en cada capítulo: Robert Valley (Zima Blue), Dave Wilson (La ventaja de Sonnie), Alberto Mielgo (La Testigo), Oliver Thomas (Buena Cacería) y István Zorkóczy (La Guerra Secreta); entre otros, dirigidos por el talentoso Gabriele Pennacchioli, que siguió la visión de Miller y Fincher. Cada una de las técnicas presentadas, las historias y la manera en que construyen la relación entre el instinto de conservación y autodestrucción, junto a lo que puede ser programado o descubierto por el despertar de la conciencia; hacen de esta serie un emocionante caleidoscopio de emociones que nos permiten ven más allá de la brecha narrativa y descubrir nuevas formas de ver la vida, la muerte, y claro, los robots.

Sin mas preámbulos, adelante, descubran por si mismos por que vale la pena dedicar algunas horas a ver y comprender el propósito de estas capsulas de iluminación, la dosis perfecta para los amantes de la ciencia ficción y el terror.

Editotial 138: Trascender lo humano para mejorarlo, Cyborgs y quimeras ciberneticas

¿Existe la posibilidad de que una persona pueda recuperarse luego de un incidente catastrófico? El escritor Martin Caidin se hizo esta pregu...