sábado, 13 de diciembre de 2025

Oigan a mi tía: las apariencias que engañan y el terror doméstico en Weapons (Zach Cregger, 2025)

 

Finalmente pude adentrarme en Weapons (conocida en Hispanoamérica como La hora de la desaparición), y debo decir que se trata de una obra que conjuga con notable precisión el terror sobrenatural, el suspenso psicológico, el humor negro y una inquietante crítica social. Desde su arranque —una voz infantil que narra sobre un cuadro negro— la película nos arrastra hacia un enigma perturbador: la desaparición de diecisiete niños en el pequeño pueblo de Maybrook, todos a las 2:17 de la madrugada, cuando abandonan sus hogares mientras sus padres duermen, devorados por la oscuridad, siguiendo el rastro de una figura que recuerda inquietantemente al flautista de Hamelin.

La mañana siguiente parece rutinaria hasta que deja de serlo. La maestra Justine llega a la escuela de Maybrook para impartir su lección habitual, pero el aula está casi vacía: solo un niño ocupa su asiento. Los demás nunca llegaron. La ausencia se transforma rápidamente en paranoia. El director Marcus convoca a una reunión con los padres y, en medio de una histeria colectiva que roza lo salvaje, Justine se convierte en el blanco de las acusaciones. Entre todos destaca Archer Graff, un contratista aún atrapado en el shock por la desaparición de su pequeño hijo, cuya furia parece necesitar un culpable inmediato.

Cuando la policía decide cerrar la investigación, Archer opta por tomar el asunto en sus propias manos. En su obsesiva búsqueda comienza a detectar patrones que recuerdan a las líneas ley, convergiendo todas en un mismo punto: la casa de la familia Lilly, donde vive Alex, el único alumno de la clase de Justine que no desapareció. El silencio del niño parece ocultar la clave para descifrar el misterio. Paralelamente, Justine también sigue a Alex hasta su hogar; al ingresar por el patio trasero y asomarse sigilosamente por una ventana sin papel periódico, descubre a los padres del niño sumidos en un inquietante estado catatónico, una visión que la deja paralizada por el horror.

Escrita y dirigida por el actor y comediante Zach Cregger, Weapons se estructura en capítulos centrados en distintos personajes que transitan el mismo período temporal, funcionando como contrapuntos narrativos. Esta fragmentación permite al espectador reconstruir el rompecabezas desde múltiples perspectivas. Entre estos capítulos destacan los de un torpe policía y un joven adicto, cuyas erráticas andanzas terminan revelando pistas inesperadas que se entrelazan con el misterio central.

Mención aparte merece el personaje de la tía Gladys: una figura excéntrica, perturbadora y fascinante, cuya apariencia parece diseñada para convertirse en un futuro ícono del cosplay y del Halloween. Su presencia, tan grotesca como enigmática, funciona como un presagio viviente de que en Maybrook nada —ni nadie— es lo que parece.

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