Pocas cosas resultan tan gratificantes como volver a un libro y descubrir que ha mutado; que aquello que en una primera lectura parecía un trastorno autobiográfico o una excentricidad mística ahora revela una arquitectura conceptual mucho más profunda. Publicada en 1981, VALIS inaugura una trilogía que continúa con La invasión divina (1981) y La transmigración de Timothy Archer (1982). Para el lector habitual de ciencia ficción esta novela puede resultar confusa, incluso desconcertante, pero su densidad no proviene del capricho: VALIS es un artefacto teórico, un precursor directo de lo que hoy entendemos como teoría-ficción y filosofía especulativa.
En lugar de separar nítidamente autobiografía, metafísica y narración, Dick fusiona estos registros para producir un texto intersticial: un híbrido donde la experimentación deliberada permite que la ficción funcione como laboratorio epistemológico. En VALIS, la narración no solo cuenta algo: piensa, produce teoría, ensaya ontologías alternativas y reconfigura la experiencia de lo real a través de un sistema teológico-informacional que opera como una máquina conceptual.
Con un fuerte componente autobiográfico, Dick escribe sobre una parte disgregada de sí mismo: Amacaballo Fat, un doble epistemológico, un “sujeto dividido” que dramatiza la tensión entre teoría y experiencia. Fat, tras pasar por la contracultura de los años 60 y 70, es arrojado a una búsqueda teológica después de ser alcanzado por un rayo láser rosa que él interpreta como una fuente divina de conocimiento. A partir de entonces emprende una persecución incesante de “lo real”, reescribiendo y mutando sus propias creencias mientras compone su Exégesis: una mezcla de intuiciones personales —a veces delirantes, a veces estrictamente especulativas— con resonancias del misticismo cristiano y del gnosticismo, atravesadas por la pregunta central de toda la obra de Dick: ¿qué es la realidad?Esta novela puede leerse, por tanto, como una relectura ontológica, informacional y mediática. Dick no se limita a teorizar dentro de la ficción; utiliza la ficción como método para desestabilizar nociones de divinidad, identidad y percepción. Lo que emerge es un artefacto epistémico —no solo narrativo— que desmonta las representaciones convencionales de la “entidad suprema” construidas por las religiones y sus sistemas de creencias, para acceder a un “yo expandido” oculto bajo capas de mediación cultural, tecnológica y psicológica.
En los debates contemporáneos —Mark Fisher, Reza Negarestani, Kodwo Eshun, Simon O’Sullivan, Laboria Cuboniks, entre otros— la teoría-ficción se concibe como escritura especulativa donde los marcos conceptuales se integran a los relatos para generar nuevas formas de pensamiento. La narración se convierte en una fábrica de conceptos, y la teoría en una máquina narrativa que altera la percepción del lector. En ese sentido, VALIS no solo anticipa este paradigma: lo encarna.Revalorización contemporánea: un experimento epistemológico
Hoy, VALIS se lee como un texto precursor de la teoría-ficción, comparable —por su funcionamiento conceptual más que por su estilo— a Cyclonopedia (Negarestani), al componente ficcional de El Anti-Edipo (Deleuze & Guattari) y a la propia Exégesis de Dick como archivo teórico bruto. La crítica reconoce una operación conceptual clave: la novela es una máquina para pensar, no un simple síntoma personal.
Aquí ocurre el giro interpretativo más importante:
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Antes: desorden narrativo = falla / síntoma
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Ahora: desorden narrativo = método / dispositivo epistemológico
La fragmentación del libro, la mezcla de ensayo y relato, la intrusión del autor en la trama y la noción del Sistema Vivo Activo y Vastamente Inteligente no se leen hoy como anomalías, sino como prototipos formales de la teoría-ficción.
Recepción en el arte y los estudios mediáticos
Artistas contemporáneos recurren a VALIS para explorar realidades simuladas, IA mística, metafísica pop y la paranoia como metodología. Investigadores del cine, los videojuegos y los estudios de medios lo utilizan para pensar cómo la ficción infecta la realidad y cómo las percepciones pueden reconfigurarse mediante relatos informacionales.
La noción dickiana de reality breakdown se interpreta ahora como anticipo de las ontologías flexibles, fundamentales en el pensamiento especulativo contemporáneo.
La Experiencia Religiosa de Philip K. Dick
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