A más de un año de publicación de este manifiesto, es
pertinente volver sobre lo que se ha reflexionado en este periodo. Siendo que los
fanzines – publicaciones aficionadas – están en el overground, esta hipervisibilidad
implica un doble riesgo. Esto en la medida de la perdida de espíritu, su aura,
que radica en su apuesta reaccionaria y, de igual manera, sus posibilidades de
expresión gráfica fuera de la opresión reticular. La sobre-exposición que ha
recaído en ellos puede conducir a la formula maniquea, la plantilla fanzinera, que debe ser
quebrantada para renovar los votos situacionistas que tanto bien le hicieron a
estas publicaciones en la Inglaterra de los 70. Propongo entonces estos ocho
puntos, debatibles por supuesto, que sirvan para reflexionar y cuestionar la
naturaleza de los fanzines en una era dominada por una visualidad
estereotipada, como lo señala Leonor Alfurch, sobre la cual se nos imponen
formas visuales antes que construirlas, sin mas preámbulos los expongo, sin el
animo de dogmatizar o crear unos principios de regulación, se trata mas bien de
cuestionar la naturaleza de los zines en un momento en el que ya
no pertenecen del todo a la marginalidad.
1) El fanzine responde a las condiciones
materiales que lo producen en determinado momento. Estas condiciones evocan el
espíritu con el que será escrito y producido. Es importante recalcar que los
fanzines ilustrados, que manejan una línea temática diferente, no siempre se
originan como una reacción o reclamación, mas bien parecen miradas subjetivas
frente a la realidad objetiva de la cual deriva.
2) El terreno abonado por
realizadores como Rafael Uzcategui en Venezuela, Marcelo Arroyave y Luis
Fernando Medina en Calí, el colectivo ExCusado, Colombian Trash, espacio 101,
Abisal colectivo, Ambidiestro y su zine Etcetera, la flia, y librerías como la
Valija de Fuego y el Loco Pensante, al igual de eventos como Imagen
Palabra en Bogotá y la Antiferia, además del colectivo robot en Medellín; han permitido
el abrir espacio a diálogos, miradas y definiciones sobre el fanzine. Estas
definiciones, en general, versan sobre los aspectos formales del mismo:
técnicas de producción, financiamiento y circulación. Lo discutido con todos
ellos es la base para entender la dimensión cultural y los alcances de este medio
de producción que articula el periodismo, el diseño, la ilustración y una
intención frente al lector del mismo.
3) Es un error pensar que la condición
esencial del fanzine es la precariedad en su forma. Existe un consenso que
considera al fanzine como algo mal hecho, fotocopiado y con errores
ortográficos. Al paso del refinamiento de la tecnología es inevitable que esto
no se parte del proceso del fanzine mismo. Hoy día son mejor hechos que las
revistas comerciales, sus contenidos responden a una necesidad comunicativa tangente
al margen de la tendencia del consumo regente. Se basa mas en la singularidad y
los quiebres formales frente a las normas convencionales del diseño mismo. Sin
embargo ahí también reside su potencial debilidad, en la medida que como lo
señalo el filosofo español José Luís López Aranguren “Lo que hoy es una herejía
se suele convertir en la ortodoxia de mañana”. Es menester del fanzine sostener
sus lineamientos frente a los alcances de esa ortodoxia.
4) Complementando el punto anterior, tal
como lo señala el buen maese Luis Fernando Medina, se puede dar lo contrario.
Esto es: personas que hablan del fanzine de calidad solo refiriéndose
exclusivamente al material (buen papel) y a procesos
editoriales cuidados lo que ha llevado a una especie de gentrificación[1] del
fanzine donde los que son considerados buenos son los que tienen estas
propiedades, que obviamente son mas caros (y por lo tanto producidos por élites
artísticas que se han volcado al fanzine). Es probable que en alguna galería o
muestra artística se haya puesto una pieza de tal índole y no falta el exótico
que la adquiere, lo que estimula una suerte de especulación sobre este noble
objeto
5) Acorde a lo anterior se puede afirmar
entonces que el fanzine, mas allá de su forma, es una condición de posibilidad
que debe funcionar no solo como un complemento a las revistas comerciales, el
objetivo del fanzine es educar, agitar, reprochar, reclamar y discutir esos
temas que no tienen cabida en las agendas oficiales, esos que interesan a unos
cuantos que no son habituales en las secciones faranduleras. Sin embargo no
esta exento de convertirse en lo que cuestionan. Es mas una cuestión de
mantener un compromiso con las ideas que se exponen y su posición ante todo.
6) El hacer fanzines no responde del todo
al libre albedrío. No se trata de poner lo que sea, como sea y cuando sea. Cada
elemento dispuesto en un fanzine obedece a una reflexión, una mirada crítica,
un comentario sobre los fenómenos de la cotidianidad que representa, por ende
cada palabra, dibujo, frase, fotografía, recorte, slogan y demás elementos que
intervengan tiene una intencionalidad explicita frente al lector o lectora del
fanzine. La mayoría de contenidos fanzine parten de experiencias personales
producto de vivencias y formas de consumo que se van sedimentando en lo que
Bourdieu denomina el habitus – todos
esos aspectos sociales y culturales que nos rodean desde nuestra infancia. Como
resultado de todo esto esos residuos culturales sedimentados establecen unos
criterios operativos frente a lo que se dispone en cada página del fanzine.
7) Muchos asocian la palabra o ternito
fanzine con pasquín o panfleto. Para dilucidar este asunto se debe mirar a la
luz de sus notables diferencias y condiciones de emergencia. Tanto el pasquín
como el panfleto pertenecen a esa estirpe contestataria que reclama al poder,
la ideología y la política, desde el anonimato, en tanto voces emergentes el
inconformismo social reinante, sin mas anhelo que hundir el dedo en la
yaga. El fanzine en cambio no parte de esa condición
declamatoria, por el contario surge del amor o la pasión por algo que no todos
comparten. En ultimas es una mirada marcada por una subjetividad que parte de
una extracción de las particularidades de alguien que suele ser experimentada
por otros igualmente.
8) Es pertinente contemplar la coalición
con los medios digitales. En algún momento se decía que los blogs desplazarían
a los zines impresos, lo mismo las redes sociales; en la medida que cumplen la
misma función. Sin embargo, a pesar de facilitar la distribución de contenidos,
estas plataformas son efímeras, solo habitan el presente mientas se comparte y
se lee, luego de eso quedara sepultada en las capas del olvido digital, lo que
posiblemente suceda a este texto. Retomando lo de coalición los zines impresos
y digitales son formas que coexisten, se benefician una de otra en un
equilibrio homeostático, ninguna se debe imponer sobre la otra.
Es pertinente seguir considerando estos cuestionamientos: ¿Existe
el buen fanzine y el mal fanzine? ¿la terminología empleada en su construcción
da cuenta de su intencionalidad o, por el contrario, nubla su potencia? ¿qué se
expresa y que no se expresa acerca del fanzine en los distintos ámbitos que lo
discuten? No basta con nombrar la cosa, es necesario nutrirla. El fanzine nace
del gusto y la pasión por un tema. Este impulso no debe desorientarse en los
laberintos de la tendencia, es preciso recuperar el hilo para no perdernos en
sus truculentos pasajes. Citando al maese Luis Fernando Medina El fanzine no es
para compartir unicornios sino para incendiar. ¡Que vuelvan a arder las
prensas!
Att
Boris Greiff a.k.a Ficciorama
Junio de 2016
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