viernes, 10 de mayo de 2013

ALTO, LEE ESTA EDITORIAL, NUESTRA EXISTENCIA DEPENDE DE ELLO


La portada de 1966 de Infantino y la nueva version, de 2004, de Alex Ross


Borges dijo que el olvido es la única venganza y el único perdón. Quizás sea el temor mas grande, para cualquier héroe de papel, el ser olvidado por una generación que alguna vez lo siguió; esto significa un uppercut de derecha y la revancha del rayo catódico frente al gancho de izquierda de la onda hertziana.  En otros tiempos, tanto el rayo catódico como la onda hertziana, tenían un pacto de no agresión y de simbiosis mutua, el uno nutria al otro. En ese pacto muchos niños de la generación x colombiana conocieron a Kaliman, Arandu, Tamakun, Chan Lee Poe, La ley contra el hampa y Solución a su problema y otros seriados radiales, por nombrar algunos que recuerdo, muy similar a lo que fueron los Pulp Magazines para la clase trabajadora en los años veinte del siglo pasado en las tierras del norte, que alimentaron la imaginación y despertaron la magia del oído.

Sin embargo, lo que entraba por el oído en los ochenta, salía por el ojo en los noventa. La radio comienza a perder terreno frente a la apabullante oferta de la televisión por cable, lo que hizo que muchos héroes radiales comenzaran su paulatino proceso de disolución de la mente de muchos, aquellos recuerdos radiales fueron remplazados por la inmediatez de la televisión. Así las cosas, Kaliman dejo de ser increíble, Tamakun se quito su turbante, Arandu fue desterrado de su selva, Chan Lee Poe colgó su gabardina y ya no había problemas que solucionar; los héroes radiales llegaban a su declive. Sin embargo no todo es malo, la televisión nos dio a conocer otra clase de héroes como Kapax y el profesor Yarumo, simples mortales que generaban conciencia sobre nuestros recursos naturales. Este gancho de izquierda televisivo también fue sustituido por ese uppercut de derecha al motivar la creación de rayos catódicos privados, cuyo poder alienante era mas efectivo y mortal sobre estos recuerdos.  La magia del oído fue reemplazada por la neutralidad de la visión.

El poder del rayo catódico actual puede compararse con el dispositivo que creara Ben Haddon para vencer a Flash[1]: el Memory Wipe Radiation Ray. La irradiación producida hace que la gente de Central City se olvide de Flash y así mismo de Barry Allen. Sin la creencia de la gente, Flash comienza perder su condición de existencia; hecho que aprovecha Haddon para cometer robos tranquilamente. Así las cosas la radiación del rayo catódico nacional ha producido el olvido de esos héroes locales que alguna vez impactaron con apuestas épicas para que los televidentes tomaran conciencia de sus actos, con estos personajes fuera el televidente solo es un recipiente domesticado dispuesto a llena su cabeza de defecaciones aberrantemente vacías sin sentido. Es impactante ver como estos héroes – ya sean de papel, de audio o audiovisuales – cruzan la delgada frontera de la memoria mediática. Si alguno de los lectores aun recuerda a los personajes mencionados, entonces han probado su inmunidad frente al rayo catódico. 

La única forma de que  Flash recuperara su existencia era escribir cartas a la gente de Central City solicitando que recordaran sus acciones, solo así podría recuperar su corporalidad. Eso quiere decir que cada persona que lea estas líneas y  recuerde estos nombres, deberá fotocopiar esta edición y distribuirla para que otros también recuerden. La lista no es muy extensa pero si es significativa: Kaliman, Kapax, El Santo, Blue Demon, Arandu, Tamakun, Vito Nervio, Alvar Mayor, un tal Danieri, Juan Salvo, Sherlock Time, entre otros; héroes de papel y radio que hicieron parte del entusiasta panteón mitológico sudamericano, que aposto a ser mas realista si se quiere, que se distancia de los superdioses industriales norteamericanos, para moldear un multiverso convincente en el que la ficción se alimenta de la realidad para solidificarse como una mirada de la cotidianidad. 

Esta edición esta dedicada exclusivamente a recordar esos héroes que nutrieron los sueños de una generación que creció con la radio, los cómics y la televisión de una década que marco a muchos y que aun se resiste a desaparecer, aun vivimos en sus residuos.


[1] En 1966 aparece en los quioscos estadounidenses la entrega 163 de “The Flash” en la que el hombre mas veloz de ciudad central se expone a ser olvidado por la gente que alguna vez protegió. El argumento gira en torno al inventor Ben Haddon, quien crea un dispositivo, el Memory Wipe Radiation Ray, cuya irradiación hace que la gente de Central City se olvide de Flash y asi mismo de Barry Allen.  

Dibujada por el gran Carmine Infantino y escrita por un desconocido John Broome, bajo la batuta de Julius Schwartz, presenta por primera vez un concepto innovador que versa sobre la ontología del héroe, de hecho Alejandro Jodorowsky, el director, guionista y escritor argentino, escribió sobre esta reclamando las frágiles condiciones de existencia de los héroes.

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