"Vamos, chico. No puedes creerte todo lo que lees. – Soltó una carcajada –.
Ogden Morrow en coversación con Parzival
No hay mejor manera de definir esta obra que decir que es una muestra de la cultura popular elevada a forma literaria. Inicie a leer esta obra por recomendación de un gran amigo y colega que me dijo: “si le gustan los videojuegos le va a encantar”. Fui a la librería mas cercana y aprovechando que había descuento del 20% por la feria del libro me hice a un ejemplar de Ready Player One, el “best seller silencioso” de Ernest Cline.
Sin agüero comencé a leerla y quede enganchado. Su fluida
prosa, las referencias a la cultura pop ochentera: películas, discos, cómics,
novelas y videojuegos; me permitieron entrar en una alta inmersión de la
historia. Sus personajes rinden tributo a esa lógica narrativa de las series
clásicas, incluso hasta sus ambientes y lugares de encuentro. Cline denota un
alto acervo en lo que respecta a la ciencia ficción. Su novela construye un
periplo ejemplar por las influencias narrativas de Gibson, Vonnegut,
Stephenson, Orwell, Dick y Tolkien; por mencionar a los que tengo mas
presentes. Precisamente esa combinación de tecnología y magia presente en
algunos pasajes me pareció un recurso que armoniza la obra.
Sin duda no había momento mas placido que el seguirla
leyendo, incluso le colocaba una alarma a mi reloj para que me diera la “patada”
que me regresara a la realidad. Es muy recomendada, en especial a aquellos que
crecieron o conocen la década de los ochenta. De igual manera cada referencia
motiva a ser consultada en youtube. Otro aspecto de Cline es el desarrollo tecnológico
que imprime a las consolas de inmersión que superan a las cajas de empatia
dickeanas y las holoconsolas gibsonianas, así mismo la condición que se explora
en cada personaje.
Solo me resta exponer en esta breve reseña que Cline ya
expone la dirección que tomara, al menos, una parte de obras de ficción: la
hiperrrealidad inmersiva.
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