El cielo y el
infierno están aquí, detrás de cada pared, de cada ventana. Es un mundo tras el
mundo, y nosotros estamos en medio. Ángeles y demonios no pueden entrar en
nuestra dimensión. A los que lo hacen les llamo híbridos. Son los
suministradores de influencia, solo pueden susurrarnos al oído. Pero una única
palabra suya puede armarte de valor o convertir tu placer favorito en la peor
de tus pesadillas. Tanto los esbirros del demonio como los de naturaleza
angelical viven entre nosotros. Llaman a eso el equilibrio, en cambio yo le
llamo hipocresía eterna
John Constantine
Tal como él mismo
admite, John Constantine se desempeña como el tipo que se encarga de las tareas
más complicadas que conllevan lidiar con entidades malignas. Este exorcista de
clase trabajadora y con un estilo punk inicia esta historia en una situación precaria,
atado y con el agua casi al cuello, siendo interrogado por un asesino a sueldo
que ha sido enviado a acabar con su vida. Esta escena inicial sirve como el
primer indicio de un complot que llevará al lector a explorar un nuevo caso de
gentrificación urbana, donde fuerzas caóticas buscan demoler un antiguo
conjunto habitacional. A lo largo de los
dos primeros capítulos, descubrimos que el asesino trabaja para un gangster
que, tras ser encarcelado, delega sus actividades delictivas a su hija, lo cual
desagrada al segundo al mando, quien conspira para eliminarla. Constantine
recibe una solicitud del gánster para investigar la situación, y luego de una
incursión infernal en la prisión, el gánster ordena a su mano derecha que acabe
con él. Aunque la situación parece crítica para Constantine, es crucial
recordar que entre sus habilidades se encuentra la de ser un embaucador astuto,
cuyo ingenio lo llevará a una salida inesperada que lo enfrentará a viejas
memorias no resueltas y a un adversario que persigue solo sus propios
intereses.
Andy Diggle regresa a las raíces de Constantine con un enfoque que recuerda a los tiempos de Dangerous Habits. Revive al personaje con su característico sarcasmo y su naturaleza áspera, utilizando sus trucos habituales para equilibrar los aspectos oscuros y luminosos de su vida. De igual forma, el ilustrador Leonardo Manco, conocido por su trabajo en All His Engines de Dany Carey, crea una atmósfera sombría y densa que nos transporta a los rincones más oscuros de Londres. Tras su salida, Constantine se dirige a un antiguo asilo que ahora ha sido convertido en casino, donde había estado internado en el pasado. Su misión es clara: recuperar un objeto perdido en ese lugar durante su estancia, que podría ayudarle a manejar sus habilidades más eficazmente. Sin embargo, regresar trae consigo recuerdos dolorosos y momentos difíciles que preferiría olvidar.
La tercera historia presenta a una pandilla de delincuentes menores que, durante una noche de borrachera, atropellan accidentalmente a una pareja con su bebé, resultando en la muerte del niño. El padre, en su dolor, busca justicia que jamás llega, visto que su origen humilde parece jugar en su contra. Un día, un extraño se presenta y le ofrece la oportunidad de mudarse a un exclusivo complejo residencial, prometiendo que todo será gratuito y brindándole la posibilidad de vengarse de aquellos que causaron la muerte de su hija. El hombre acepta y se traslada a este lujoso vecindario, donde todos muestran una amabilidad inquietante. Poco después, los culpables comienzan a morir de maneras misteriosas, aparentemente eliminándose entre sí. Constantine, al investigar, descubre cadáveres extraños en la vecindad de la pareja que había dejado atrás. Estos cuerpos revelan signos de magia negra, y las pistas lo conducen de vuelta a la urbanización idealizada y al extraño que la gestiona, un individuo que claramente tiene intenciones siniestras al atraer a esa gente allí.
Como alguien que no lee Hellblazer con frecuencia, he observado que en tiempos recientes parece haber una rotación constante de escritores, siendo Leonardo Manco el único que se ha mantenido constante durante este tiempo. En términos generales, creo que su estilo encaja perfectamente con el cómic. Sus ilustraciones de los personajes tienen una calidad cinematográfica, presentando rasgos bien definidos y algunas imágenes a página completa. Sin embargo, lo que realmente me impresiona es su habilidad para representar los elementos sobrenaturales de Hellblazer. Debo reconocer su destreza para crear escenas de horror: ya sea con tentáculos que surgen de un símbolo grabado en el suelo o con un antiguo chamán de cuernos flotando en una prisión de almas, Manco logra capturar la esencia de lo sobrenatural, lo extraño y lo aterrador de manera magistral. Esto complementa la narrativa de Diggle, quien parece intencionalmente proporcionarle a Manco situaciones que realzan su talento visual. Además, otro aspecto en el que Diggle sobresale es en la representación del entorno realista que rodea a estos personajes. Me gustan sus ilustraciones de edificios, ya sea el horizonte de Londres o una antigua mansión de estilo gótico. Hay un gran nivel de detalle en su trabajo, y es un verdadero deleite tomarse un momento para admirar estas creaciones. Aunque Manco puede parecer un tanto apresurado en algunas páginas de vez en cuando, esto resalta sobre su trabajo habitual, que generalmente es mucho más cuidado.
Sin lugar a duda,
aconsejo leer este arco de John Constantine, quien se encuentra en
circunstancias que ningún ser humano normal se atrevería a concebir. Esta
historia no solo nos conecta con lo que reside en las tuberías de la ciudad,
sino que también aborda la inseguridad en las áreas urbanas y las estrategias
utilizadas para continuar gentrificando la ciudad en favor de una minoría
privilegiada.