En Los Concursantes, Juan Andrés Fernández construye una
distopía sin necesidad de recurrir a visiones futuristas o tecnologías
impresionantes. La premisa es a la vez absurda y inquietantemente viable: una
especie de reality show donde los participantes compiten por la posibilidad de
una nueva oportunidad. El programa se revela como una parodia, la audiencia se
muestra insaciable y la crítica social resulta implacable. En este marco, la
ciencia ficción no se proyecta hacia adelante, sino que está profundamente
arraigada en la lógica distorsionada del presente, recordándonos un futuro que
ya ha pasado.
No obstante, lo que distingue esta obra no es únicamente su
relato, sino su concepción como objeto literario. Escarabajo Editorial no
proporciona simplemente un libro, sino un artefacto narrativo. En su interior
se incluye un contrato que simboliza el acuerdo implícito entre el lector y el
autor, presentado aquí de manera explícita: al abrir el libro, el lector acepta
los términos del concurso. Además, el ejemplar contiene un flip book sobre
abducciones, un código fuente, y un apéndice que describe las reglas del
programa, funcionando como un dossier alienígena o una guía para ingresar a una
nueva vida. Esta edición convierte la lectura en una experiencia cautivadora y
sutilmente perturbadora.
En el ámbito narrativo, la novela entrelaza las historias de
Sara, Carmen, Ámbar, Benedicto, Violeta y Nicolás: una mujer deseando regresar
para subsanar lo que no pudo alcanzar en su vida, una influenciadora intentando
mantener su relevancia inclusive tras su muerte, un alienígena en busca de un
paraíso en la Tierra, y oficinas de reencarnación donde las profecías no son
anticipaciones, sino recuerdos atesorados en las células.
Los Concursantes ofrece una distopía tropical, húmeda y
absurda. Una novela que no necesita imaginar un futuro alternativo para
perturbarnos, dado que esta pesadilla se desarrolla en el presente —grabada en
un estudio, editada con filtros y transmitida en horario estelar.
Sobre el autor: Juan Andrés Fernández (conocido como Juan
sin Ombligo)
Juan Andrés Fernández (1987) llegó al mundo con un
onfalocele, una condición médica que le impidió tener ombligo. Desde su
infancia, esta ausencia física se convirtió en un disparador para su
creatividad: la llenó con narrativas peculiares, teorías sobre el cosmos y
universos paralelos. Durante su adolescencia, luego de una ceremonia de
ayahuasca, adoptó el nombre de Juan sin Ombligo, que ha estado presente en su
obra y perspectiva artística desde entonces.
En 2019, lanzó Cuentos cortos para viajes largos a través de
Santabárbara Editores, y en el mismo año colaboró como asistente en un taller
de escritura para el desarrollo de una serie de ciencia ficción comisionada por
HBO Latam. En la actualidad, se
encuentra trabajando en su primera novela titulada El día que no supimos en qué
creer.
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