¿Es posible que los actores que han interpretado a Batman puedan ser considerados para programas de clonación humana? Este planteamiento me recuerda a una película que vi en mi juventud: Multiplicity (Mis otros yo, 1996) dirigida por el difunto Harold Ramis. En este film, Michael Keaton, conocido como el Batman de Burton, da vida a Doug Kinney, un trabajador de la construcción en Los Ángeles que no logra dedicar tiempo a su familia. Durante un proyecto de renovación de un centro científico, Doug se encuentra con el Dr. Leeds, un científico que ha creado un método para clonar humanos. Al enterarse de la situación de Doug, el Dr. Leeds decide clonarlo, de modo que el clon pueda asumir sus responsabilidades laborales, permitiendo al original disfrutar de más tiempo con sus seres queridos. Al realizar la clonación, se transfieren los recuerdos de Doug, aunque esto intensifica su masculinidad de manera exagerada.Menciono esta película a raíz del reciente estreno de Mickey 17, una comedia negra dirigida por el surcoreano Bong Joon-Ho, que se basa en la novela de Edward Ashton, "Mickey 7" (2022). A diferencia de Multiplicity, que se enmarca en una búsqueda de tiempo durante una era de capitalismo tardío, aquí se presenta a Robert Pattinson, el Batman de Reeves, interpretando a Mickey Barnes, un individuo que no tiene nada que perder y se inscribe en un trabajo donde es considerado prescindible. Este trabajo implica enfrentar tareas peligrosas que lo llevan a la muerte, tras lo cual es clonado con sus recuerdos intactos y regresa a sus obligaciones sin ningún tipo de cuestionamiento.
Mickey 17 ofrece,
sin duda, una crítica mordaz del capitalismo y la explotación laboral, todo
ello en un contexto de ciencia ficción. Al igual que en Snowpiercer, esta
película explora la estratificación social y las dinámicas de poder, esta vez
mediante la figura de los trabajadores desechables y la arrogancia de la élite
en el poder. En el elenco, Mark Ruffalo representa a un personaje que recuerda
a una mezcla entre Elon Musk y Donald Trump, en la forma de Kenneth Marshall,
un político fracasado, narcisista y con tendencias fascistas que busca imponer
su voluntad y conquistar nuevos territorios. Toni Collette interpreta a Ylfa,
la esposa tan cruel como Marshall, y Naomi Ackie se presenta como Nasha Adjaya,
la pareja de todos los Mickeys.
Bong Joon-Ho logra hilar una narrativa que abarca desde ajustes de cuentas con criminales hasta complots políticos, abusos en el ámbito científico y rivalidades entre empresas, todo mientras examina el comportamiento humano ante el dilema moral y ético de superar la muerte. Este dilema existencial lleva a Mickey a cuestionarse qué significa morir repetidamente en un mundo que castiga la diversidad. El director profundiza en estas cuestiones sociopolíticas y reflexiones ontológicas, con la actuación enigmática y melancólica de Pattinson, quien añade una carga emocional que convierte la historia en algo más profundo que una simple sátira futurista.
Para los
aficionados a la filmografía de Bong Joon-Ho, Mickey 17 no alcanza el nivel de
The Host, Memories of a Murder o Parasite. Sin embargo, se trata de una obra
cautivadora que fusiona la sátira social con elementos absurdos relacionados
con la clonación en un marco distópico. Aunque no sea su mejor trabajo,
presenta una propuesta visualmente impactante y una narrativa estimulante,
consolidando así su posición como un cineasta audaz y humanista del cine
actual.
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