martes, 22 de octubre de 2019

El futuro, bah!, que nos importa


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Imagen extraida del cómic Gran Hotel Abismo de Marcos Prior y David Rubin / Astiberri 2017
Una alerta señala que han subido lo que promete ser el final de temporada de una de las fabulas mas longevas que ha nutrido la imaginación de una gran audiencia. Mas de tres generaciones siguen de cerca cada episodio, cuyos ganchos narrativos son cada vez mas inciertos. Una plataforma de streaming alojada en un servidor pirata ucraniano se encarga de viralizar la señal para que mas de siete mil millones de espectadores vean esta epifanía producida con un escaso presupuesto.  Aparece el cabezote con una tipografía intervenida, rasgada y con indices de oxidación, compuesta de manera trasgresora: El Futuro. 
Tras la transición a negro la cámara  enfoca a un encapuchado corriendo a toda marcha para lanzar su flamígero coctel molotov contra la fachada de un centro comercial. La multitud iracunda aplaude y vitorea el acontecimiento y contempla, como si se tratara de un espectáculo pirotécnico, la explosión. Los saqueos no se hacen esperar. Los marchantes lanzan arengas incendiarias a los incompetentes funcionarios estatales. La fuerza de represión espera la orden directa desde el estado mayor, no saben que hacer. El comité presidencial tampoco ofrece alternativas mas que evadir el estado de emergencia y continuar tomando sus whiskys, actuando como si no pasara nada. El ejecutivo esta acorralado. Transición a negro y aparecen los créditos, se anuncia la cancelación, lenta por cierto, de la siguiente temporada, ya no habrá mas episodios de “El Futuro”.
Podría ser un fragmento de una novela distópica escrita al mejor estilo de un Orwell o un Huxley algo avinagrado con ciertos dejos de fatalismo progresista, pero no esto ya esta sucediendo, el futuro ya esta aquí, la única certeza es el presente, el mañana ya ha dejado de existir. Durante este año circularon memes, gifs y fotos virales extraídas del clásico film que marco la pauta de la ciencia ficción cinematográfica Blade Runner. ¿por qué esta película en particular? La razón es muy sencilla: la accion se situaba en noviembre de 2019. Para su estreno de 1982 los computadores aun estaban a medio camino de su desarrollo, los arcades y los juegos de video comenzaban su carrera, el neón invadía las calles iluminando las pomposas chaquetas con patrones geométricos y tonos pastel. Los espectadores salieron con sus mentes bombardeadas por las imágenes de replicantes, autos voladores, colonias en Marte, ingeniería genética callejera, videollamadas y otras maravillas que llegarían en 2019.
Han pasado 37 años y no hay autos voladores, ni replicantes, ni mucho menos hay ingeniería genética callejera. Tenemos videollamadas, contaminación, sobrepoblación, Internet y un cargamento de fantasías sobre la clase creativa, la autonomía intelectual y predicciones tecno-futuristas retro. El futuro no importa, el presente es ahora y debe ser disfrutado como si fuese el último que viviéramos. Como le  sucede al fotógrafo del cuento de William Gibson “El Continuo Gernsback”,  estamos viviendo una etapa cultural que anhela un furturo que nunca llego, viven inmersos en los efectos de lo que llaman hauntología, concepto tomado de Derrida y potenciado por el recientemente fallecido Mark Fisher. Fisher expreso alguna vez, conversando con Bifo Berardi que nos enfrentamos a “la lenta cancelación del futuro”, esto a consecuencia de la expansión agresiva del neoliberalismo desde finales de los 70, con un planeta sobreexplotado, desigualdad y la precariedad de la vida cotidiana, el anacronismo acelerado y el movimiento hedonista que hace del presente el único destino posible.
En este escenario solo nos queda preguntar ¿cómo recuperar esos futuros perdidos? Y de ser así ¿hay alguna posibilidad de alcanzarlos?   

1 comentario:

Jaguar dijo...

En verdad crees que no hay replicantes?

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