Theodore John
Kaczynski (1942-) buscaba crear un mundo equilibrado con la naturaleza, que no
dependiera de los productos industriales para su abastecimiento. Estaba
destinado a estar por encima del rebaño. Un intelecto privilegiado, adelantado
para su tiempo, era diferente, una pieza que no encajaba en el engranaje de la
sociedad industrial. Su percepción de la realidad le hizo ver el complejo
entramado del sueño americano y sus consecuencias. Su inconformismo ante el acelerado
progreso tecnológico y la deshumanización que este produce, le llevaron a crear
artefactos explosivos dirigidos a académicos y aerolíneas que estaban en la
cadena del avance tecnológico, desatando una tormenta que atrajo la atención del
FBI. Ted paso a la historia como el UNABOMBER, acrónimo de UNiversity and Airlines
Bomber, acuñado por la fuerza especial que investigó el caso desde 1995 hasta
1997.
En las primeras pesquisas, el perfil del UNABOMBER era el de un exempleado de American Airlines que reclamaba una justa remuneración y de paso alteraba la tranquilidad de las universidades, un asesino serial, un terrorista. La clave para descifrar su modus operandi, su pensamiento, provino de un extenso artículo, enviado por Kaczynski, que ahora es conocido como El Manifiesto Unabomber, titulado “La sociedad industrial y su futuro” publicado por el Washington Post en septiembre 19 de 1995. Es justamente en este punto donde inicia la serie Manhunt: Unabomber (2017), creada por Andrew Sodrosky; que cuenta con Paul “visión” Bettany en el rol de Kaczynski y Sam “terminator” Worthington como el perfilador Jim Fitzgerald, el creador de la lingüística forense, herramienta que permitió dar con el paradero y captura de Kaczynski en 1997.
Durante ocho
episodios las líneas de Fitzgerald y Kaczynski se conectan en la narrativa del
cazador y su presa, que luego comienza a revertirse y generar efectos en la
psique del cazador. Esta muy bien estructurada y en cada entrega vamos
conociendo más del método de Fitz, de su obsesión por crear el perfil más
preciso, descartando los que habían creado las suposiciones de los investigadores
y los conflictos que tendrá con sus superiores. Al mismo tiempo que avanza en la
comprensión de la psique del Unabomber, la vida que había construido se empieza
a desmoronar: su matrimonio, sus relaciones afectivas y su percepción del
mundo. Un índice de esto es un momento en el que regresa a su casa y en la
madrugada escucha un molesto ruido que proviene de un poste de luz, el quiere
disparar y acabar con la molestia, pero no lo hace, una muestra de la hipnosis
de la tecnología y su control sobre el hombre.
Los capítulos dedicados
a Ted son la clave, aunque guardando la distancia critica, donde se muestra lo
que produjo su ingreso en Harvard y el experimento del profesor Murray como
parte del programa MK Ultra. La figura de Kaczynski ya se integra al panteón de
hombres desalineados que quieren cambiar los patrones de una realidad que ha
sido instaurada siglos atrás, logrando ser vistos como monstruos que no merecen
salvación alguna. La serie es muy recomendada y se une a una de las tantas
fabulas del Unabomber, que deja un cuestionamiento sobre los efectos de ese
futuro de la sociedad industrial.
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