El pasado sábado 3 de diciembre se llevo a cabo el último
encuentro del grupo Cienciaficcionarios,
comunidad de amantes de la ciencia ficción enfocada en la discusión e
intercambio de conocimiento sobre novelas, cuentos, autores y autoras y temáticas
que abarca este fascinante genero literario. El tema elegido para este cierre
fue ucronía, un subgénero de la ficción especulativa que obedece a una de las
preguntas primordiales que ha impulsado a los autores y autoras de la ciencia ficción:
¿Qué pasaría si…? Donde el núcleo temático es la historia y como un cambio en algún
acontecimiento desencadena un efecto colateral que despliega una nueva línea histórica.
El conferencista, Carlos Arturo Serrano, ha investigado de cerca este subgénero,
incluso recientemente publico la novela To
Climates Unknown: An alternate history of a world without America (2021) en
la cual se aborda
Serrano menciona al escritor Vargas Llosa, quien tiene por tesis que toda ficción es una rebelión contra la realidad, toda ficción cambia un detalle, incluso cuando se crea un personaje, pero muchas veces se piensa en cambiar solo determinados eventos que parecen importantes. Entre los primeros juegos con la historia alterna se cita al historiador Heródoto, quien no escribió el argumento, pero lanzo la pregunta que da pie a un ejercicio de historia alterna: ¿Y si los griegos hubieran perdido Salamina? Tito Livio, otro historiador, hace el ejercicio desde la pregunta ¿Y si Alejandro hubiera marchado contra Roma? Ambos ejemplos serian historia contra fáctica. El primer ejemplo concreto de ucronía seria Tirant lo Blanc de Joanot Martorell, redactado en 1490 d.C. El relato nos presenta la idea de un caballero catalán que marcha a Constantinopla para salvarla de los turcos, evitando así la invasión otomana, manteniendo la existencia del imperio bizantino. A este tipo de historia se le conoce como “fantasía del desquite”.
Mark Twain nos brinda un ejemplo de ucronía en la novela Un Yanqui en la corte del Rey Arturo (1899) que no fue concebida como tal, pero al aplicar la definicion cabe como tal en el subgénero. Otro caso curioso es la novela Hossana (1933) del escritor Bernard Newman, en la cual se explora la pregunta ¿Y si Jesús hubiera hecho la guerra contra roma? Todo lo anterior cabe también en lo que podríamos denominar “juegos de simulación de guerra”, lo que lleva a hablar del termino Kriegsspiel, que lo podemos entender desde sus descendientes directos: los juegos de rol y los juegos de estrategia. El oficial subalterno Georg von Reisswitz fue el encargado de modificar el primer modelo y desarrollar una manera de aplicar las tácticas bélicas para que el ejército prusiano hiciera una planeación de la contienda más afectiva al usar un tablero y unas fichas que representaban las unidades con las que contaban para la batalla, por lo que fue bautizada como Kriegsspiel o Juego de Guerra, que justamente lleva a los comandantes a formular preguntas como ¿y si atacamos en este flanco? ¿y si usamos la infantería de esta forma? Lo que permite crear estrategias ante las diversas circunstancias que pueda tener el encuentro. Esto genera dos tendencias culturales: calabozos y dragones y la ficción militar, esta ultima parte del sesgo que determina que el desarrollo humano se centra en las guerras.
Las dos grandes tendencias (obsesiones) que son mas
populares son ¿y si los nazis ganan la segunda guerra mundial? Y la otra ¿Y si
el sur gana la guerra de secesión estadounidense? Lo que ha derivado en muchísimas
novelas que son ampliamente conocidas, entre estas están: Fatherland (Thomas
Harris), The Man in the High Castle (Philip K. Dick), The Iron Dream (Norman
Spinrad). Por ende, el expositor nos lleva mas bien a expandir los ejemplos y también
entender las convenciones del género: escenario murciélagos alienígenas,
escenario efecto mariposa, institución que regula el flujo de la línea de tiempo
y escenario isla en el mar del tiempo. Los invito a observar atentamente esta
charla y tomen nota de los ejemplos que nos brinda Carlos Arturo.
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