Daniel Clowes 1991 / publicada en Twenty Centuty Eightball |
Recuerdo leer con
grata emoción la historieta de Daniel Clowes Art School Confidential. Esas
cuatro paginas me causaron mucha gracia, pero se convirtieron en el anuncio de
lo que me deparaba la labor docente: madres que querían desarrollar su vocación
artística, el estudiante pro que solo vivía de hacer encargos comerciales y
poco de la clase, el que resolvía todo con estilo Frazetta; por citar algunos.
En 2006 el director Terry Zwigoff llevo esta historia al cine de la mano del
propio Clowes en el guion – sin duda el título en español le resta toda la fuerza
“el arte de la seducción” – en el que conocíamos a Jerome Platz, un joven
aspirante que ingresa a la universidad de Strathmore para convertirse en un gran artista. Cada vez que
veo la película mi lectura se centra en las caracterizaciones de los docentes,
los profes. Una de las ideas mas recurrentes que circulan por los pasillos y
los salones es que ser profesor equivale a que no alcanzas el éxito en tu profesión
y por eso se dedican a enseñar (y criticar) materias de las que no tienen idea
o experiencia alguna; esta idea se refuerza con el personaje de John Malkovich,
un profesor que enseña expresión pictórica y ha trabajado por mas de 30 años para
encontrar su voz en una serie de cuadros en los que pinta triángulos. Otro de
los profes, el que enseña escultura, solo se jacta de decir “otro día, otro dólar”, a eso yo le llamo
ir por las mentas, ganársela suave, no dar la batalla y conformarse con una ocupación
que le drena horas de un tiempo que ya considera muerto. Cuando termino de ver la película me queda esa
incógnita: ¿estoy vencido y ya me cansé de dar la pelea? ¿estoy aportando algo
en el proceso de formación? Mirando en el retrovisor recuerdo que uno que otro
estudiante me hacia la misma pregunta: ¿Por qué se volvió profesor? La
respuesta, por mas obvia que fuera, me dejaba en shock – sentía que era una
manera de “medir el aceite” que llaman – y no respondía con claridad. Busqué en
ciertas frases la respuesta y encontré una que me ayudo por un buen tiempo, pero
la pregunta crece y no desaparece. Tal vez, ahora que lo medito mejor, pueda
responder algo parecido a esto: “me hice
profesor para poder infiltrarme y hacer un informe detallado de lo que sucede
en las academias de enseñanza del diseño, una especie de agente topo, y trabajo
para una organización ultrasecreta que busca mejorar y alcanzar el zeitgeist pedagógico en las artes ocultas del diseño.”
Esa respuesta puede ser mas interesante y conecta a la perfección con mi amor
por las historias de espionaje. Así las cosas, entonces trabajare para esa
agencia imaginaria que busca que sus agentes hurten los secretos académicos que
ocultan los antiguos arcanos de la enseñanza y encontrar el modelo ideal de
enseñanza. Si, esa será mi misión en lo que me reste de mis años de enseñanza.
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