sábado, 14 de abril de 2018

RESEÑA DE LA SEMANA: KRAKEN de China Miéville


 Kraken


¿Habías oído hablar sobre el escritor China Miéville? De seguro no, o tal vez si, bueno, para mi este es uno de los encuentros recientes mas gratificantes que he tenido literariamente hablando. Vamos con algunos datos. Su nombre ya es bien particular, eso se lo debemos a que sus padres eran hippies y la palabra China significa Esplendor y tambien se traduce como amigo. Miéville nació en Norwich en 1972, pero se mudó a la capital inglesa cuando era pequeño, después de que sus padres se separaran. Sus primeros recuerdos son de Londres, un espacio transversal en su trabajo: “Siento que Londres me habita desde una edad muy temprana, tanto como viceversa”. Todavía vive en el mismo pedazo del norte de Londres donde creció con su madre, una maestra, y su hermana menor. Su padre murió cuando Miéville tenía 19 años; después de la separación, sólo lo vio un puñado de veces, que le dejaron recuerdos “raros y que me confundían”.
Miéville, adscrito a la corriente New Weird, conecta con la tradición del horror cósmico de Lovecraft, algo de Peake, la ciencia ficción clásica y de nueva ola, la fantasía, los cómics y los juegos de rol Dungeons and Dragons que jugaba de niño–, pero desde el comienzo sus libros combinaron este amor por el género, geeky (de fan) en su entusiasmo y académico en su profundidad, con una ambiciosa sensibilidad literaria. Precisamente quiero hablar de Kraken, novela publicada en 2010, con la cual he iniciado este ciclo. Miéville describe el libro, como una tumultuosa mezcla de tradiciones de Londres, cultos mesiánicos y bromas internas de la cultura pop, como “un intento de canalizar una suerte de indisciplinada, agradable exuberancia que sentí que había estado abandonando”. Resultado de imagen para china mieville
Todo comienza cuando Billy Harrow, empleado del museo de Historia Natural como conservacionista de la sección del calamar gigante, al guiar a un apático grupo de visitantes hacia el estanque que lo contiene, queda atónito al descubrir que ya no esta. Billy es una suerte de mecanismo narrativo que tiene las claves para la resolución del misterio pero tanto él como el lector no saben como activarlas, Harrow será desacoplado de la zona de confort en la que vive para descubrir esa otra Londres mística, que emerge para obtener al cefalópodo y desatar un Apocalipsis;
En cada capítulo se conoce alguna una nueva facción, con sus correspondientes reglas, poderes y dioses, que luchan (apoyando o atacando) al pobre Billy en su huída y recuperación como denominado Mesías por haber conservado a un Dios. Taumaturgia para leer las calles de Londres, dioses del mar, “pistogranjeros”, nazis del caos, gánsteres corruptos, seres animados,… Creación tras creación Mieville despliega su poder creativo pero nos hace perder el norte, hay tantas cosas en las que prestar atención que la historia queda relegada a una quinta o sexta parte en pro de sus milagros mágicos. Como esos cuadros, películas o fotografías que te animan a observar la escena para perder de vista el acto principal. Para ser mi primer encuentro con este escritor, ha resultado muy fascinante. Es una novela con momentos divertidos, personajes increíbles (como El Tatuaje y el dúo Goss y Subby), conceptos sobre las urbes y sus fuerzas mágicas muy bien enlazados y sendos homenajes a la cultura pop y geek (en especial a Star Trek). Si bien la edición de Factoría de Ideas tiene algunos descuidos en lo que respecta a la traducción y redacción, esta muy bien desarrollada, cada pagina solo brinda índicos e incertidumbre de lo que le pueda pasar a Billy y a sus aliados.  Muy recomendada para conocer a este escritor que combina no solo los tópicos del genero, también los matiza con algo de política, sociología y reflexiones sobre el ejercicio del poder que ya lo hacen destacable de por si. 
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