Jairo Pinilla es sinónimo de cine autogestionado, de recursividad y de un
toque particular donde lo sobrenatural y lo ficticio cabalgan a lomo de
supersticiones y alivios cómicos. Desde sus inicios se plantea desarrollar historias
sobre aquello a lo que teme: ataúdes, serpientes, cementerios, altares
tenebrosos y la muerte. Obsesiones que lo han llevado a convertirse en
productor, director, editor, guionista y hasta publicista de sus filmes. Hace
pocos días, el 28 de octubre para ser exactos, gracias a la invitación de Chapinero Mutantex, marca de camisetas
de ciencia ficción y terror, con motivo de su primer aniversario, me
invitaron a charlar sobre el maestro Jairo Pinilla.
Al llegar al auditorio de la Valija de Fuego, lugar donde se realizó el encuentro, comencé a preparar lo que quería expresar sobre una de sus películas que me marco desde pequeño: Triángulo de Oro (1984). No tenia mi habitual apoyo de imágenes, así que decidí improvisar algunas palabras sobre las impresiones que me causaba esta película, palabras que el maestro Pinilla recibía con beneplácito y sorpresa, y no es para menos, sus películas siempre fueron criticadas por los expertos que escribían sobre cine, incluso decían que eran filmes primitivos, básicos y carentes de técnica alguna. Aprovechando la presencia del maestro le pregunte ¿Cuál fue la idea para escribir Triangulo de Oro? Y lo interesante fue la respuesta.
Como si se tratara de un antiguo ritual chamánico, el maestro pinilla se toma la palabra y comienza a contar sus inicios en la industria fílmica cuando se le ocurrió la historia sobre un ataúd y que luego se convertiría en su primer largometraje: Funeral Siniestro (1977). Un camionero vendió su vehículo y con ese monto se realizó la producción. En su testimonio pude ver a ese devoto de la virgen, su ser de luz, su guía, a la que siempre pide ayuda en las dificultades. La película tenía que competir con Cantinflas patrullero 777, una dura prueba que él decidió afrontar y decirle a su patrocinador “toda la plata que ingrese de la taquilla es suya”, pero unos días después todo cambio. El 12 de octubre, un jueves festivo, la taquilla de “funeral siniestro” estaba agotada en todas las funciones, todo un milagro que ha convertido a esta película en clásico de culto. Luego contaría sobre “Área Maldita” en la que una serpiente adicta a la marihuana asesina a todo aquel que se meta con su cultivo, para ese entonces estaba en auge la bonanza marimbera, como se le conoció al trafico de marihuana proveniente de la Guajira. Y tras varios prolegómenos por fin llego al núcleo de la pregunta: escribir Triangulo de Oro.
“Quería cambiar de tema, ya estaba mucho tiempo hablando de terror, por eso
me fui por la ficción” Para Pinilla el cine es un lugar donde todo puede ser
posible, incluso la imaginación misma. Así las cosas, escribió unas líneas que
luego serian la base de su relato: “La
tripulación de una embarcación se topará con una extraña isla que solamente es
visible desde cierto ángulo. Al desembarcar en ella se encontrarán con extrañas
situaciones y criaturas de otro mundo, regidas por un enigmático triángulo
dorado.” La producción los llevo a filmar en varios lugares, entre ellos
Panamá, Cartagena y Usaquén. Una combinación de la isla del tesoro con artes
marciales y superstición; hacen de este filme un digno inicio de lo que seria
hoy el New Weird, con toques del Gótico Tropical de Ospina. No lo había comentado,
pero Pinilla es Caleño y lleva en la sangre ese impulso cinéfilo que dio origen
al famoso Caliwood. Triangulo de Oro vino a ser el primer filme que usara efectos
especiales, atrayendo a una gran audiencia a los teatros de la ciudad de Bogota.
Los espectadores y espectadoras salían emocionados y no podían dar crédito que
eso fuese hecho en Colombia.
De nuevo mil gracias a Chapinero Mutantex por la invitación y por la confianza para este espacio. Feliz aniversario y que se repita.
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