domingo, 21 de noviembre de 2021

La cortina que no cayo

 

En los últimos días el hype del live action de Cowboy Bebop tiene a los seguidores comentando a diestra y siniestra. Los live action en ocasiones son buenos, un caso interesante es el de Rurōni Kenshin, mejor conocida como “Samurai X”, cuya fidelidad visual y narrativa la hacen muy efectiva. Mientras la atención recae sobre Spike y la tripulación de la Bebop, me repetí una distopia que vi hace un buen tiempo: 1983.

Esta serie polaca, estrenada en 2018 por Netflix, toma bastante de la esencia de 1984 de George Orwell. Para quienes aun no la han leído, Orwell nos transporta a un escenario en el que el poder esta en manos de un partido socialista, el ingsoc (Socialismo Inglés), cuyo líder bautizado como el gran hermano ha impuesto un estado policial y dictatorial que una minoría no comparte del todo. Es ahí donde entra su protagonista Winston Smith, empleado del Ministerio de Informacion, encargado de modificar los reportes históricos por los que demande el partido. Winston ya no cree en el partido y ha escuchado de un movimiento insurgente que puede acabar con esta situación, pero ese camino lo conducirá a conocer los mecanismos del poder que lo convertirán en un cadáver viviente, un ente vacio, que pronto será olvidado y convertido en una cifra mas. Si, lamentablemente la revolución no triunfa y por eso la referencia mas popular sea el concepto de gran hermano, el ojo que todo lo ve.

Volviendo a 1983, creada por Joshua Long, actor y productor conocido por Historias de Miedo para contar en la oscuridad (2019) nos lleva a Polonia en el año 2003, 20 años después de los atentados que impiden que Polonia se libere del yugo soviético. Alli conoceremos a Kajetan Skowron, un idealista estudiante de derecho quien ha sido apadrinado por el estado desde los atentados que le arrebataron a sus padres. Tambien esta Anatol Janów, un investigador de la policía que alguna vez creyó en el sistema y que ahora trabaja en una división de casos menores. Kajetan recibirá de uno de sus profesores un paquete de documentos que cuestionara su ethos, en especial la relación de la verdad y la justicia, este será el detonante que ponga en marcha una serie de acontecimientos que coloquen en duda lo aprendido y revele la cosnpiracion detrás de la consolidación del partido.

Justamente Kajetan será puesto en el camino de Anatol para develar un caso que pondrá en evidencia a importantes miembros del partido. Las pistas los iran llevando a conectar la red de trafico vietnamita con un movimiento insurgente que busca desestabilizar al partido y liberar a Polonia de la sombra soviética. Sin duda es un producto audiovisual con una marcada estética cyberpunk y muy noir, a lo Blade Runner, con mucho neon y hight tech, que se ve un tanto desvanecido por los diálogos y el desarrollo de los personajes que se van diseminando en las subtramas que surgen en cada capitulo que no cierran satisfactoriamente. Lo que si es destacable es las ideas en relación a la imposición de creencias. En las altas esferas se ve como la devoción al partido les ha devuelto la confianza y la credibilidad en las instituciones, pero en las áreas rurales por ejemplo su fe esta en la encarnación divina del creador; entre estos se encuentran los escépticos que ponen su confianza en la intuición y en la acción directa.

Sin duda una historia que tiene matices interesantes en torno a los juegos de poder, las relaciones internacionales, el control social y sobre todo su reflexión sobre lo que ocurre con las personas mismas que aun persisten en defender lo indefendible, de poner su destino en manos de una minoría que no siempre están en función del pueblo sino de sus propios intereses. Dense la oportunidad de verla y sacar sus conclusiones.


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