Moore nos presenta a Dennis
Knuckleyard, asistente en una librería regentada por la temible Ada la Ataúd:
una mujer colérica, enemiga de los regateos y conocedora obsesiva de los
anaqueles de su guarida libresca. El detonante de la historia surge cuando Ada
le encarga adquirir un lote de libros pertenecientes a un librero veterano,
entre cuyas joyas se encuentran títulos del escritor galés Arthur Machen
(1863–1947), maestro de lo sobrenatural y lo fantástico, autor de obras como El Gran Dios Pan,
El Pueblo Blanco
y El Terror. La
misión parece sencilla: debe completarla con tan solo quince libras. Pero desde
el momento en que Dennis sale de la tienda, lo cotidiano empieza a
resquebrajarse, y su monótona existencia se ve arrastrada hacia lo insólito.
Camino a
la librería, Dennis se detiene a comer en un café prestigioso, donde se topa
con el abogado Clive Albernait. Este lo defiende del odioso dueño del lugar y
le invita una taza de té para conversar sobre su aventura. Ya de regreso,
Dennis le informa a Ada que ha comprado el lote por solo cinco libras. La
reacción de Ada no es la esperada: al descubrir el ejemplar de Hampole, su
expresión cambia. Sospecha. Intuye algo. Y con ese libro en sus manos, se
desata todo aquello que busca arrastrar a Dennis de vuelta a un lugar que no
recordaba haber habitado.
Armado con un valor impostado, Dennis empieza a notar que la ciudad se distorsiona sutilmente: esquinas que no estaban allí, calles que parecen repetirse, sombras que lo preceden. En medio de ese extraño tránsito, se cruza con el Rey Monolulu, un personaje extravagante que corre a toda velocidad y, sin detenerse, le lanza un sobre sellado. Dentro encuentra unas hojas tituladas Predicciones Surrealistas de Carreras de Caballos, firmadas por Austin Spare —el artista y ocultista que pasó por la Orden de la Aurora Dorada, la Astrum Argentum de Aleister Crowley, y que luego fundaría el Zos Kia Cultus, una corriente basada en la magia del caos y el deseo.
Para
Dennis, no hay duda: está inmerso en una competencia invisible contra una
fuerza superior que amenaza con romper el delicado equilibrio de la realidad
londinense. La sospecha se vuelve certeza cuando descubre que Jack Spot, el
mayor criminal de la ciudad, le sigue los pasos con la intención de arrebatarle
el libro.
Durante su
travesía, Dennis conoce a Grace, una joven astuta que sobrevive vendiendo su
cuerpo en los márgenes de la ciudad. Ve en él una oportunidad: tal vez una
salida, tal vez una alianza. Sin embargo, su cercanía no pasa desapercibida. La
atención de Jack Spot y su pandilla cae sobre ellos como una sombra.
Cuando finalmente los
encuentran, Dennis se ve cara a cara con la otra Londres —la de los callejones
sin ley, la violencia soterrada y las traiciones sin redención. Spot le revela
su objetivo: necesita acceder al Gran Cuando para resolver una traición que lo
está consumiendo. Su antiguo socio, Bill, encarcelado durante años, ignoraba
que Spot había usurpado su imperio y seducido a sus leales. Ahora, Bill está
libre y lo busca. Spot quiere audiencia con la entidad suprema del Gran Cuando.
Desea retroceder el tiempo, borrar su error.
Lo que ignora es que tal
invocación tiene un precio. Y que ningún pacto con los arcanos queda impune.
Tras
entregarle el libro a Austin Spare, este le revela que el Gran Cuando no
desaparece: permanece latente hasta que él —o algo más— decida cerrarlo.
Dennis, sin saberlo, ha abierto una grieta en la realidad. Y esa fisura lo
acompañará, paciente, hasta que cumpla su propósito.
Ilusionado, cree ver una
posibilidad de redención junto a Grace. Pero ella, con serenidad, le deja claro
que solo le ofrece una amistad ocasional. Poco después, un periodista le
propone una salida: una columna en un pequeño periódico local, la promesa de
dejar atrás su gris destino de ayudante de librería. Sin embargo, sin la
motivación de Grace, Dennis renuncia a sus expectativas. Decide volver a la
vida que conoce, donde al menos puede tocar el suelo.
Pero el Gran Cuando no
olvida. Y esta vez, la amenaza llega en el rostro familiar de su antiguo
aliado: el abogado Clive.
Dennis creyó haber regresado a la
normalidad, al refugio estéril de los anaqueles y las rutinas, pero algo en él
ya había cambiado. El libro, Grace, Spare, el sobre de Monolulu: todo persistía
como un murmullo en los márgenes de su conciencia. El Gran Cuando no es un
lugar ni un momento, sino una herida abierta en la continuidad de las cosas. Y
mientras Londres sigue su curso indiferente, Dennis comprende que, aunque uno
cierre los ojos, hay grietas que nunca dejan de mirar.
Leer El Gran Cuando es adentrarse en una
Londres que respira por fisuras temporales, donde lo mágico y lo marginal
coexisten con una naturalidad inquietante. Alan Moore demuestra, una vez más,
que su genio no se limita a las viñetas: su prosa es densa, musical, cargada de
símbolos y capas ocultas. Con la destreza de un verdadero alquimista del
lenguaje, Moore construye una narrativa que desafía las convenciones del
realismo, al tiempo que retrata con agudeza los rincones más oscuros del alma
humana. Es una obra que exige entrega, pero que recompensa con una experiencia
literaria única y profundamente transformadora.