YOUPLANET/CARAMEL FILMS |
¿Qué haría usted
al momento de saber que hay alguien que lo puede amar, pero hay algo que lo
hace imposible? La crisis del sujeto (pos)moderno, más allá de la parálisis emocional
y el miedo al apocalipsis, es la incertidumbre del mañana, una promesa que llena
de expectativa a quien aun cree en ello: hoy no fio, mañana sí; el asunto es
que ese mañana nunca llegara y así ha sido en el pasado y será en el futuro.
YOUPLANET/CARAMEL FILMS |
El guionista y director Bertrand Bonello ha tomado la novela corta de Henry James “La Bestia en la Jungla” de 1902, para llevarla a lo que algunos consideran una atrevida manera de trabajar el tiempo – para los que siguen a Christopher Nolan no es novedad – en la cual Gabrielle (interpretada por la bella e increíble Lea Seydoux) siempre se encuentra con un hombre que al parecer ha conocido en otros momentos, del cual no puede enamorarse. Así las cosas, la estructura exige un espectador atento que no padezca micro sueños y que agarre los índices dispuestos en los objetos, diálogos y actitudes; si, es una no tan digerible narrativa temporal.
Pongamos las
piezas sobre el tablero: tres líneas temporales (1910,2014 y 2044), inundación,
deseos no consumados, temblores de tierra, masculinidad toxica e inteligencia
artificial / simulación; vaya coctel ¿será que si funcionara como una espiral
de efectos lisérgicos? Sin duda alguna esto me remite a 1899 de Baran bo Odar
(si, el de Dark), que nos adentraba en los impases de una suerte de experimento
de simulación ¿Qué pensaría Philip K. Dick a todas estas? En fin.
He visto películas
con montajes extraños que a la final se resuelven de una manera satisfactoria,
pero en esta ocasión las subtramas no hacen una elipsis efectiva y se pueden
sentir dos películas en vez de una sola. Eso sí, tiene unos encuadres y una fotografía
maravillosa, pero en lo que respecta a la expectativa generada en la primera
secuencia deja un mal sabor argumental, tal vez sea por los puntos de vista
planteados y que, a pesar del peso actoral de la Seydoux, no se resuelve con el
plano final.
Como espectador
me sentí a la deriva en un laberinto de encrucijadas y derivas, los glitches
digitales detonaban en mí una ansiedad narrativa, que me dejo naufragando en una
idea temporal que me dejo con la sensación de extrañamiento frente a ese novum propiciado
por la elucubrada y alambicada ecuación de romance, simulación y brechas
temporales.