domingo, 23 de junio de 2019

Editotial 92: Tereshkova, la gaviota que alcanzo las estrellas


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El pasado 15 de junio del presente año, tuve la fortuna de ir al planetario Distrital para escuchar acerca de Valentina Tereshkova, La gaviota que orbito la tierra. La charla fue realizada John Jairo Parra Pérez. Ingeniero de Sistemas egresado de la Universidad Autónoma de Colombia, Consultor en Gestión de Información SETI S.A.S., fanático de la Astronomía y Astrofotógrafo, vicepresidente de ASASAC (Asociación de Astronomía Autodidacta de Colombia). Sus palabras acerca de Tereshkova me impactaron tanto que por eso decidí hacer un monográfico sobre la primera cosmonauta y su proeza al orbitar la tierra durante tres días y con mil dificultades detrás. 
“Cielo: quítate el sombrero, ya voy para allá” fue lo que dijo Tereshkova cuando el conteo de despegue finalizó. Segundos después el cohete R7 (Семёрка, semiorka: el septimo en ruso) encendió sus motores y Chaika, el nombre clave para Tereshkova durante sus comunicaciones, fue lanzada al espacio. Su nombre y su hazaña quedara en los registros como “la primera cosmonauta”.
La periodista Teresa Amiguet escribió en el 2018 para diario La Vanguardia un articulo sobre Tereshkova que comienza con estas líneas: “Seleccionada por el propio Kruschev, inexperta como piloto, su práctica de paracaidismo y por encima de todo, su ideología política la lanzaron al espacio exterior. Tras su heroica gesta se alzó como adalid del comunismo y defensora de la igualdad de los sexos”.  Valentina nunca imagino que alcanzaría las estrellas, pues su primer anhelo era ser conductora de trenes y recorrer la tierra sobre las vías férreas, pero los giros de la vida la fueron encarrilando en el curso de los acontecimientos. Su padre, Vladimir Aksyenovich Tereshkov,  tractorista y luego sargento de tanques en la segunda guerra mundial , perdió la vida en la Guerra de Invierno, convirtiéndose en un héroe de guerra y el primero de los elementos que le darian a Tereshkova el derecho de viajar al cosmos.
Su madre, Elena Tereshkova, debe hacerse cargo de tres hijos y el estipendio dado por el estado no alcanza ni para comprar un pan. Valentina ingresa a la fabrica textil y se desempeña como costurera. Abandonando su idea de conducir trenes, se inscribe en un academia de paracaidismo y comienza así otro paso en su camino a las estrellas. En 1961 el ingeniero principal del área de cohetes, Serguéi Koroliov, tiene la idea de realizar un vuelo tripulado por una mujer.  Nikolai Kamanin, jefe del cuerpo de cosmonautas, inicia las labores de reclutamiento recibiendo en Moscu a 400 candidatas, de las cuelas solo quedaran cinco. Entre los requerimientos eran precisos: que fueran paracaidistas menores de 30 años de edad, tuvieran menos de 1.70 metros de altura y 70 kg de peso y un mínimo de 50 saltos en paracaídas – Tereshkova tenia 90 saltos.
 Las cinco seleccionadas fueron: Tatiana Kuznetsova, que era egresada como piloto de caza del Instituto Aéreo de Moscú, Irina Soloviova, que era miembro del equipo nacional de paracaidismo de la Unión Soviética, Zhanna Yiórkina, maestra de escuela, Valentina Ponomariova experta paracaidista y Valentina Tereshkova. La mas opcionada era Ponomariova, pero una respuesta a la comisión del secretariado la dejo fuera. Tereshkova era parte del Konsomol (juventud comunista), por ende una ferviente devota de los designios del partido comunista y una trabajadora humilde; esto basto para que el premier secretario Kruschev la eligiese para la misión. El cuerpo de mujeres cosmonautas fue disuelto en 1966 y durante mas de veinte años no se envío a otra mujer al espacio. Recientemente en una entrevista Tereshkova, ahora diputada de la  Duma Estatal Rusa, dijo que le gustaría viajar a Marte, así sea solo de ida. Por cierto, mantiene muy buenas relaciones con el presidente Vladimir Putin. El resto es historia.

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